En Guatemala como en el resto del mundo todo ciudadano tiene derechos, derechos que muchas veces las autoridades, los políticos, los pudientes y hasta nosotros mismos olvidamos respetar.
Pero lo hacemos porque estamos muy mal educados en todos los sentidos. En nuestras casas, en las calles con las demás personas. Yo recuerdo que en mi pueblo aunque no lo conocieran a uno lo saludaban o un simple «adiós, pues» dice mucho de las personas de la provincia. En cambio aquí en la capital hemos perdido todo ese calor humano que tanta falta nos está haciendo.
Y eso es lo que hace que valoremos en poco a nuestros semejantes, y es ahí donde empezamos a perder esos derechos de los que tanto reclamamos.
Tenemos derechos, ¡claro que los tenemos!, pero así también tenemos que ganárnoslos. Yo no puedo exigir que respeten mis derechos si yo no respeto los ajenos.
Así pues tenemos a tantos y tantos que han violado los de muchas personas y cuando les toca sufrir las consecuencias empiezan con el lloriqueo de que mis derechos, que que mi inmunidad, y lo peor de todo es que los malos casi siempre logran salirse con la suya siempre, como dice la canción «con una pequeña ayuda de mis amigos».
Tenemos ejemplos con los políticos y con los mareros que hacen mucho mal a la población y siguen su vida tan tranquila como si nada hubieran hecho, mientras que nosotros estamos viviendo en la peor de las situaciones, todo porque las autoridades no dan el seguimiento como la Ley se los exige; mientras tanto solo nos queda esperar a poder terminar con bien nuestro día.
A los pandilleros les anularon esos derechos en El Salvador, ¿por qué?, simplemente porque se cansaron de estar aguantando a tanto vago e indeseado ser que no sirve para nada, más que joder a la gente honrada y trabajadora de ese país.
Pero lo negativo y lo peor aun es que ese montón de lacra se está viniendo para nuestra tierra, que fue lo que tantos temíamos; ahora empezamos a sufrir más solo de pensar que estos delincuentes empiecen a atormentar a la población, que como se publicó en el Diario La Hora que habían aprehendido a los primeros de estos delincuentes por estar amenazando a los pobladores de matarlos si no dan la extorsión.
Ahora les toca a los diputados ponerse las manos en la conciencia y promulgar una Ley que evite la estancia de esta gente en nuestro país.
Ellos (los pandilleros) piden cuando están en la cárcel que les respeten sus derechos, que les den buena comida, que les den un lugar cómodo para que estén bien; pero cómo se les va a respetar algo a lo que ellos ya no tienen derecho, pues en el mismo instante en que ellos violaron los derechos de los demás automáticamente perdieron los suyos.
Si ellos quieren volver a tener esos privilegios de los que gozaban cuando eran parte de la sociedad, deben de dejar de hacer lo malo que hacen; pues si bien quieren estar, bien tienen que hacer y así poder exigir lo que ahora piden,
Para los jóvenes de estos tiempos, sólo los insto a que estudien, que hagan deporte, que lean buenos libros, que sean buenos hijos y que piensen cosas positivas, ya que sólo así podrán lograr lo que se propongan en la vida.
No juzguemos si no queremos que nos juzguen, no culpemos si no queremos que nos culpen, no lastimemos si no queremos que nos lastimen, porque después vamos a exigir nuestros derechos y nos van a preguntar ¿Cuales derechos?