Por: Allan Ariel Martínez Mont
Politicólogo/INCEP
Al hacer una lectura del sistema político en Guatemala a partir de la democratización de los procesos electorales en 1985, es imposible no percatarse de la crisis y debilidad de los partidos políticos; que a la fecha no han fungido su rol institucional de canalizar y coadyuvar a la solución de las demandas de la población ante el Estado.
La crisis del sistema de partidos políticos adolece en primer lugar de una inexistente práctica ideológica de sus miembros a través de la acción política, la cual se conjuga con la prevalencia de intereses particulares sobre los orientados al bienestar común de una nación.
En segundo lugar debe resaltarse la tímida y limitada participación de los ciudadanos a través de las organizaciones políticas, misma que ha sido fortalecida por la apatía infundada hacia los procesos político-electorales y reflejada en los altos índices de abstencionismo. Aunado a esto la ciudadanía y la clase política guatemalteca enfrentan una sequía de liderazgo que ha convertido a los partidos políticos en maquinarias electorales, capaces de generar «líderes» y dirigentes políticos matizados por los encantos del marketing político.
Así se ve a Bien
Relativamente esta organización política es joven dentro de los procesos electorales guatemaltecos, debido a que se conformó a partir del año 2001 y a pesar de los esfuerzos por ser un representativo de la corriente socialdemócrata progresista, que impulsa el Estado de Bienestar a través de la implementación de una «tercera vía» no ha logrado trascender dentro del sistema de partidos políticos más allá del Congreso de la República.
Al interior del parlamento, el Bien se conformó por cuatro diputados tránsfugas de la Unidad Nacional de la Esperanza, quienes tras declararse diputados independientes visualizaron una opción democrática de participación a través de este bloque parlamentario.
Esta organización política pone en riesgo su vigencia como partido político en el próximo proceso electoral y de no alcanzar por lo menos un escaño en el Congreso, su ficha sería cancelada por el Tribunal Supremo Electoral.
Es pertinente mencionar que el Bien en el último proceso electoral no participó en la postulación de candidatos a elección presidencial, corporaciones municipales, diputados al Congreso de la Republica y Parlacen; lo cual denota la crisis partidaria que atraviesan sus miembros y que al igual que otros partidos políticos en Guatemala aún no dan indicios de superar.