El asunto que abordo hoy es otro ejemplo de la parsimonia de la administración de justicia y de la impunidad que prevalece en Guatemala, no obstante que es un caso paradigmático que se elevó a las máximas instancias jurídicas del Continente Americano, gracias a la investigación de un Fiscal Especial, y que una de las víctimas era un personaje reconocido en los ámbitos mediáticos, políticos y sociales del país.
  Como se deduce del titular, se trata del asesinato del periodista y dirigente político Jorge Carpio Nicolle, quien fue abatido en una emboscada nocturna el 3 de julio de 1993, juntamente con sus correligionarios Juan Vicente Villacorta, Alejandro ívila Guzmán y Rigoberto Rivas, en la ruta que enlaza a Santa Cruz del Quiché con Chichicastenango.
  Han transcurrido 17 años desde que murió alevosamente el candidato presidencial de la original UCN y editor del desaparecido Diario El Gráfico, y a la fecha no se ha aclarado el crimen ni se ha condenado a ninguno de sus autores, pese a los esfuerzos de la abogada Karen Fischer, nuera que fue de Carpio, y a la intensa y profunda labor que realizó a partir de julio de 1994 el Fiscal Especial Abraham Méndez, quien, como consecuencia de las investigaciones que encabezó, fue víctima de amenazas, intimidaciones y atentados que lo forzaron a exiliarse, con su esposa e hijos.
  Inicialmente, derivado de las averiguaciones y presentación de pruebas por parte del fiscal Méndez, el entonces llamado Juzgado de Primera Instancia Liquidador condenó a 30 años de prisión a Juan Acaval Patzán, miembro de las PAC y uno de los implicados en el asesinato. Pero la Sala de Apelaciones que conoció el caso absolvió al imputado. Luego, el Ministerio Público planteó un recurso de casación ante la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia, que ni lo aceptó para su trámite. El Fiscal Especial Méndez, contrariado por tales resoluciones, declaró que «la impunidad tiene el apellido de la cobardía», como lo consigné en un artículo publicado el 2 de enero de 1996.
  En ausencia del abogado Abraham Méndez, y ante la negativa de aplicar la justicia en Guatemala, la abogada Fischer y Martita Arrivillaga de Carpio, viuda del malogrado político y periodista, presentaron en 2004 una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que le dio trámite y trasladó el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que sentenció que el «Caso Carpio» debería reabrirse en Guatemala, pero hasta el momento los órganos jurisdiccionales competentes no han resuelto nada, salvo que la Cámara Penal de la CSJ, que en diciembre de 2009 resolvió acatar la resolución la CIDH; pero hasta ahí no más.
  La misma Corte Interamericana valoró las investigaciones realizadas por el Fiscal Especial Méndez, y expresamente dictó: «El Estado de Guatemala debe honrar públicamente la dedicación y el valor» de quien posteriormente fue magistrado de salas de apelaciones, y restituir en su modesto cargo de profesora de grado a la esposa de Méndez, quien, como he dicho, fue obligada a exiliarse. En la audiencia respectiva en que estuvo presente el ex Fiscal Especial Méndez, la Corte pidió al Gobierno guatemalteco que le rindiera un homenaje público, que todavía no se ha concretado, aunque se emitió el dictamen presidencial al respecto.
  Ahora, el abogado Abraham Méndez se ha postulado para el cargo de Fiscal General y Jefe del Ministerio Público. Los únicos que intentarían tacharlo serían los autores, cómplices y encubridores del asesinato de Carpio, cuyo caso sigue abierto. Estimo que el ex Fiscal Especial Méndez es un abogado probo, valiente, honorable y amplio conocedor de la Constitución y la legislación penal.
  (El litigante Romualdo Tishudo cita este refrán chino: -Ser hombre es fácil; ser un hombre es difícil). Â