Las negociaciones israelo-palestinas parecieron empantanarse aún más este miércoles después de que los dos campos hubiesen intercambiado reivindicaciones fundamentales, consideradas como mutuamente inaceptables.
Estados Unidos, que obtuvo el viernes un plazo de un mes por parte de los países árabes para solucionar el diferendo sobre la colonización judía –cuya congelación es exigida por el dirigente palestino Mahmud Abas para seguir negociando– parecía reducido a contar los puntos.
Los estadounidenses pidieron el martes a los palestinos hacer una contrapropuesta a la oferta expuesta por el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, de intercambiar una nueva congelación parcial de la colonización en Cisjordania ocupada contra el reconocimiento de Israel como «Estado del pueblo judío».
Esta propuesta fue rechazada por la Autoridad Palestina por «no estar relacionada con el proceso de paz».
«Pedimos oficialmente a los gobiernos de Estados Unidos e Israel que presenten un mapa con las fronteras del Estado israelí que quieren que reconozcamos», indicó hoy el negociador palestino Yaser Abed Rabo a la AFP.
«Si este mapa se basa en las fronteras de 1967 y prevé terminar con la ocupación israelí de todos los territorios palestinos (…) reconoceremos a Israel con el nombre que tenga», afirmó Abed Rabo, quien, entre otras cosas, también es asesor del presidente de la Autoridad, Mahmud Abas.
«Estamos esperando una respuesta de Tel Aviv y Washington», agregó.
El viceprimer ministro israelí Sylvan Shalom descartó el miércoles todo retorno a las fronteras de 1967, calificando esa exigencia palestina de «inaceptable». «Existe un amplio consenso en Israel sobre este punto», añadió.
Israel desea anexar, en el marco de un acuerdo de paz, los principales bloques de colonias en territorio palestino, incluso cediendo a cambio porciones de su propio territorio.
Washington dejó entender que sostenía la reivindicación de Israel sobre su reconocimiento como «Estado-nación del pueblo judío».
Para el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Philip Crowley, la propuesta de Netanyahu constituye «una exigencia central del gobierno israelí que nosotros apoyamos».
Según Crowley, se trata de «reconocer que Israel forma parte de la región y de que la región acepta la existencia de Israel como patria del pueblo judío».
Netanyahu ha justificado frecuentemente su insistencia sobre esta reivindicación, que data de algunos años, afirmando que la raíz del conflicto es el rechazo árabe de Israel.
Los palestinos reconocieron formalmente el Estado de Israel en vísperas de los acuerdos de Oslo de 1993, pero se han negado a reconocerlo como «Estado judío», por considerar que equivaldría a renunciar incondicionalmente al derecho al regreso de los refugiados palestinos que tuvieron que abandonar su tierra con la creación de Israel en 1948 o de sus descendientes.
Afirman además que esto supondría un ataque a los derechos de la minoría árabe de Israel, compuesta por descendientes de los 160.000 palestinos que se quedaron en 1948, y que representan hoy cerca del 20% de la población.
En un editorial publicado este miércoles, el diputado árabe-israelí Ahmed Tibi cita otra razón, igualmente arraigada en la creación de Israel, oficialmente llamado «Nakba» (catástrofe) por los palestinos.
Según él, este reconocimiento «equivaldría a admitir la veracidad del relato sionista» de la fundación de Israel.
«Esta reivindicación consiste en pedir a las víctimas del sionismo, nosotros los árabes, que reconozcamos que la Nakba no se produjo. Ningún dirigente palestino lo hará».