El campamento Esperanza estalló de alegría tras el rescate del minero Florencio ívalos, el primero de los 33 trabajadores atrapados en un yacimiento minero del norte de Chile que emergió desde las profundidades de la tierra, tras 68 días de encierro.
Hubo momentos de tensión mientras socorristas y funcionarios esperaban ver salir la cápsula con ese primer minero.
El emotivo y eterno abrazo de Florencio con su hijo de siete años, que lo esperaba en la boca del ducto por el que fue rescatado, fue seguido por los familiares de los otros mineros, agrupados en torno al fuego en las afueras de la mina San José, quienes no pudieron contener el llanto.
Ellos seguían por televisión las imágenes del minero saliendo de la cápsula e imaginaban que así será en pocas horas con sus propios hijos o parejas, que esperan todavía abajo.
«Míralo, salió bien», dice a la distancia una chica entre los familiares, que se ocultaba en la oscuridad. Otra más la abrazaba.
Otros más se tomaban el rostro con las manos, con sollozos que no daban pena sino que contagiaban por su alegría y emoción.
Los ívalos, quienes siguieron atentos -como todos- el ascenso de Florencio a través de un televisor que instalaron en su carpa, permanecieron tomados de la mano y con mucha ansiedad, rodeados por un mar de periodistas.
Florencio fue el primer hombre que volvió a nacer de las entrañas de la tierra, en donde estuvo atrapado, a más de 600 metros de profundidad, en una mina emplazada en pleno desierto de Atacama, a 800 km de Santiago.
Ni bien ascendió la cápsula, globos se lanzaron al aire, confetis cayeron sobre las cabezas de familiares de mineros y periodistas, que aguardan aún el rescate de los 32 que aún quedan en las profundidades. Hasta vuvuzelas empezaron a retumbar en los alrededores de la mina en fiesta.
Todos, familiares de mineros y periodistas se confundían en un sólo público, frente a pantallas gigantes instaladas en la zona, compartiendo la emoción y sabedores de que son testigos de un histórico rescate.
«El primer minero ya está con nosotros; lo vimos abrazar a su esposa Mónica y a su hijo Byron con una ternura que nos conmovió», dijo tras el rescate el presidente Piñera, quien llegó temprano este martes a la mina. Fue su sexta visita.
«Uno de repente tiene intuiciones; yo tenía una convicción de que estaban vivos. Que los íbamos a rescatar. Dijimos que no nos íbamos a rendir, y no nos rendimos. Que los íbamos a buscar y los encontramos. Y ahora, que los íbamos a rescatar sanos y salvos, y lo vamos a cumplir», agregó el mandatario.