El secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, advirtió hoy sobre los riesgos de los litigios limítrofes en el sudeste asiático, aunque su homólogo chino descartó que su país, con un poderío militar creciente e involucrado en varios diferendos, pretenda amenazar a nadie.
«Las querellas relativas a reivindicaciones territoriales y sobre el uso apropiado del espacio marítimo parecen poner cada vez más en peligro la estabilidad y la prosperidad regionales», dijo Gates en una reunión con sus homólogos de la región en Hanoi.
China mantiene diferendos por la soberanía de varias islas estratégicamente situadas o potencialmente ricas en recursos naturales con varios países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
Los ministros de Defensa que participaron en la conferencia de Hanoi estaban sentados ante una mesa rectangular, siguiendo un orden alfabético que dejó frente a frente a Gates y a su par chino, Liang Guanglie.
China, cuyo poderío económico se hace sentir en toda esta región que durante décadas perteneció a la esfera de influencia de Estados Unidos, incrementa igualmente su poderío naval con nuevos buques de guerra y submarinos y hace oír con fuerza creciente sus reivindicaciones en los mares circundantes.
El ministro chino se empeñó en disipar las inquietudes de sus vecinos.
«La política de defensa (…) de China no tiene por objeto desafiar ni amenazar a nadie, sino garantizar su seguridad y promover la paz y la seguridad internacionales y regionales», dijo Liang Guanglie.
Pekín se enfrenta a varios países de la ASEAN (Brunei, Birmania, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Vietnam) por la soberanía de archipiélagos del Mar de China Meridional, en particular por las islas Spratleys y las Paracelso.
También sale de una grave crisis diplomática con Japón, a raíz del arresto por Tokio, por unas semanas, del capitán de un barco pesquero chino cerca de unos islotes en disputa en el Mar de China Oriental.
Gates se abstuvo de mencionar a China en su discurso, en el que insistió en la necesidad de solucionar los litigios «pacíficamente, sin fuerza ni coerción, a través de procesos diplomáticos y de cooperación».
Exhortó en particular a los países de la región a dotarse de un «código de conducta» para solucionar conflictos territoriales y recalcó que Estados Unidos está «dispuesto a ayudar en tales iniciativas».
Pekín, que defiende el tratamiento bilateral de los diferendos, rechazó ya cualquier injerencia de Estados Unidos en esos temas.
En los últimos meses, China expresó además su disgusto por la presencia de la marina norteamericana en la zona y por las maniobras militares conjuntas norteamericano-surcoreanas.
Pero Gates reiteró el martes que la marina de su país mantendrá su presencia, por considerar que se trata de aguas internacionales.
Las maniobras navales norteamericanas son «un componente habitual y esencial de nuestro compromiso con la región», dijo.