Evaluación y la complejidad del alumno I de II


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“Enseñar es una obra que surge del corazón”. Anónimo

Los temas, medir, evaluar y rendir cuentas del rendimiento escolar de los alumnos son tópicos discutidos a todo nivel entre los educadores internacionales.

Raymond J. Wennier

 


La discusión incluye: ¿Cuál es la diferencia entre los tres términos? ¿Para qué sirve cada uno? ¿Cómo ayudan en la formación de los alumnos? ¿Cómo se incorporan los resultados de las investigaciones de cómo aprenden los niños y jóvenes tomando en cuenta el funcionamiento cerebral de los alumnos? Hay premisas sobre lo que queremos lograr en la educación de los educandos. En casi todas las discusiones se llega a la conclusión de que el uso de los exámenes estandarizados es la mejor forma de medir el rendimiento escolar. Sin embargo, hay muchas consideraciones que tomar en cuenta y hay preguntas que tenemos que contestar antes de proponer algo mejor para el siglo actual. El sistema educativo de Guatemala ha establecido estándares que todos los alumnos tienen que lograr si quieren ser considerados alumnos que “ganaron” el examen. Si queremos que todos los alumnos logren esos estándares comunes, entonces tenemos que variar el tiempo, los métodos y los recursos empleados para tal fin. Como un ejemplo les explico lo que hice con el examen de lectura, que con “tiempo” limitado para leer y contestar una serie de preguntas hice para ver la diferencia en rendimiento de los alumnos. Para bajar la ansiedad, cuyo resultado es bloquear el área de la memoria del cerebro y su funcionamiento, decidí­ ampliar el tiempo dado en un cincuenta por ciento más. El resultado fue menos estrés, mayor comprensión de la lectura y por consiguiente mejor rendimiento de los alumnos al contestar las preguntas. Por consiguiente, puedo decir que los resultados del examen estandarizado original no nos dicen nada acerca de la capacidad de leer de los alumnos y de lo que creemos que nos dicen. ¿Cómo entonces se pueden tomar decisiones educativas con información incompleta? La pregunta que hay que hacer es, qué están leyendo y cómo o dónde están leyendo; libros, juegos electrónicos, computadoras y otros. Además en Guatemala tenemos que tomar en cuenta el nivel de pobreza de un buen porcentaje de los alumnos, el difí­cil acceso a libros y el costo de los mismos; si sumamos las amenazas de violencia que ellos padecen en la consideración de su rendimiento escolar, encontramos otro problema. ¿Tienen una crisis familiar, uno o ambos padres abusan del alcohol, hay violencia intrafamiliar, son sus padres analfabetos? ¿En sus primeros años de vida les leyeron cuentos? ¿Viven en la capital o en áreas rurales alejados de muchas experiencias ricas y variadas? Ante esta situación, los exámenes estandarizados no son confiables. Alfie Cohen, educador e investigador educativo, ha explicado que existen estudios sobre alumnos de diferentes edades y han encontrado que la relación entre las estadí­sticas de los alumnos con resultados altos en los exámenes estandarizados y la superficialidad del pensar, es muy grande. ¿Qué queremos como meta de la educación? Cuando el currí­culo está cargado de muchas áreas de información que cubrir se sabe que la enseñanza es superficial y por lo tanto el aprendizaje también. Con tanto que oí­mos que queremos una educación integral y de “calidad” para los alumnos me preocupo cuando veo que enfatizan mucho un examen en el que no toman en cuenta la creatividad, el pensamiento crí­tico, motivación, persistencia, curiosidad, entusiasmo, empatí­a, autodisciplina, liderazgo, coraje, honestidad y otros aspectos inherentes a la persona. Tampoco toman en cuenta la aplicación del contenido a situaciones nuevas y analizar una comparación de información para resolver un problema. El trabajo en equipo, la colaboración y la moralidad del carácter de unos y otros, habilidades requeridas para su vida en el siglo XXI, no son incluidos en los exámenes. ¿Cómo podemos así­, hablar de una educación integral? Hay otras preguntas como: ¿Han cambiado los propósitos de los exámenes estandarizados de medir cuánta información pueden recordar los alumnos contra la habilidad de procesar y aplicar la información? Como hay muchas formas de aprender, se dan cursillos sobre las diferentes inteligencias, los estilos de aprendizaje, etc. ¿Se toman estos aspectos en cuenta en los exámenes? La sociedad está en constante evolución, especialmente los rápidos cambios cientí­ficos (cada 14 a 18 meses), ¿toman en cuenta los exámenes, la adaptación de los alumnos a los efectos de esta evolución en su imaginación, creatividad, originalidad, genio y visión? En una sociedad multifacética como la guatemalteca ¿es posible alinear los estándares con el contenido para aplicar el examen estandarizado cuando hay 24 idiomas diferentes, situaciones particulares a cada departamento, énfasis diferente de cada maestro a los puntos del currí­culo y diferentes a los del examen? ¿De acuerdo a los criterios y conocimiento real del paí­s de quién o quiénes se hicieron esos exámenes? A propósito de lo anterior, ¿quién o quiénes deciden qué pregunta es tan importante para incluirla en una prueba estandarizada? ¿Quién o quiénes revisan la terminologí­a que utilizan? ¿Deben los contenidos y la evaluación ser iguales para todas las regiones del paí­s? Los exámenes estandarizados son creados por y para una cultura dominante; son reflejo de esa cultura y no de la de un grupo no dominante. Continuaremos analizando estas preguntas para intentar darles respuesta.