Cuatro muertos; acusan a los «camisas rojas»


El ministro tailandés de Defensa acusó hoy a los «camisas rojas», manifestantes antigubernamentales que originaron la crisis de la pasada primavera, de estar detrás de la bomba que mató al menos a cuatro personas la noche de ayer cerca de Bangkok.


El artefacto estalló hacia las 18h00 locales (11h00 GMT), quizás prematuramente, en el segundo piso de un inmueble de viviendas de cinco plantas, en la provincia de Nonthaburi, al norte de la capital.

«Está claro que los autores son «camisas rojas»», declaró el ministro, general Prawit Wongsuwon, designado recientemente para encargarse del conjunto de las operaciones de seguridad en el paí­s. «Hay muchas más bombas en otros sitios», aseguró.

El Gobierno de Abhisit Vejjajiva, que participa en Bruselas en una cumbre Asia-Europa, prorrogó tres meses este martes el estado de emergencia vigente desde el 7 de abril en la capital y en tres provincias vecinas, entre ellas la de Nonthaburi.

La explosión, la más violenta desde el asalto militar del 19 de mayo contra el campo atrincherado de los «camisas rojas», también hirió a nueve personas, dos de gravedad.

«Tiene que ver con la situación polí­tica actual», confirmó a la AFP una fuente de los servicios de información tailandeses que excluyó toda relación con la insurrección separatista musulmana que gangrena el extremo sur del paí­s desde 2004. «Es la señal de que podemos esperar más violencia».

Un militante de los «camisas rojas» reiteró las acusaciones lanzadas en las últimas semanas por el movimiento, y acusó a las autoridades de manipulación para justificar el estado de emergencia.

«Es una gran conspiración para destruir la credibilidad de los rojos», afirmó Sean Boonpracong. «Debe haber bombas para justificar el decreto (del estado de emergencia)», dijo.

Un policí­a precisó que la explosión fue probablemente prematura, durante la fabricación del artefacto.

«Habí­a 10 kilos de materiales explosivos. Estamos intentando averiguar el tipo de bomba aunque hemos encontrado nitrato», añadió el teniente coronel Kamthorn Ucharoen, de la división de operaciones especiales de identificación y gestión de explosivos.

Los camisas rojas» se manifestaron en Bangkok durante dos meses la pasada primavera, en un movimiento marcado por numerosos actos de violencia. La crisis, la más grave vivida por la Tailandia moderna, dejó un total de 91 muertos y 1.900 heridos.

El movimiento pretendí­a lograr la caí­da del Gobierno Abhisit y obtener elecciones anticipadas. Desde entonces, la práctica totalidad de los cargos «rojos» están en la cárcel, procesados por terrorismo, o se encuentran fugados.

Pero las reivindicaciones polí­ticas de la base siguen intactas.

Los «rojos», que representan a las masas rurales y urbanas desfavorecidas, denuncian la confiscación del poder polí­tico y económico por las élites de Bangkok, representadas por el palacio real, el ejército, la burocracia y la magistratura.

Unos 6.000 camisas rojas se congregaron en Bangkok el 19 de septiembre, cuatro meses después del asalto militar contra su movimiento y cuatro años después del golpe de Estado militar contra el ex primer ministro e í­dolo de los rojos Thaksin Shinawatra, ahora exiliado.

Abhisit propone desde mayo una hoja de ruta hacia la «reconciliación», que hasta el momento no ha dado ningún resultado concreto ni ha suscitado adhesión real por parte de la oposición.