Semblanza



El sociólogo y filósofo francés Jean Baudrillard, fallecido ayer en Parí­s a los 77 años, ha sido uno de los más influyentes pensadores postmodernos, famoso por su crí­tica virulenta de la sociedad de consumo cuyo declive profetizaba.

Surgido del movimiento revolucionario estudiantil del Mayo del 68, este pensador independiente, que también fue un reconocido fotógrafo, elaboró una crí­tica radical de los medios de comunicación teñida de humor negro que reflejó en unos cincuenta libros.

Nacido el 20 de julio de 1929 en Reims, Baudrillard era germanista de formación, y se inició con traducciones de Karl Marx, Bertold Brecht y Peter Weiss. Empezó a enseñar sociologí­a a partir de 1966 en la universidad de Nanterre, en las cercaní­as de Parí­s.

«Vistos mis tí­tulos, no tuve elección. En 1965 la sociologí­a era la única disciplina que quedaba abierta. Al principio me vio obligado a aprenderme de un dí­a para otro lo que debí­a enseñar a mis alumnos», recordó en una ocasión.

Con la publicación en 1968 de su primer libro de sociologí­a, «El sistema de los objetos», Baudrillard abrió el frente contra la sociedad de consumo, a partir de entonces uno de sus principales objetivos que continuó en 1970 en «La sociedad de consumo».

Baudrillard se alejó a continuación del marxismo hacia una visión independiente. Así­, «las masas» dejaron de ser ví­ctimas del orden social para pasar a ser unos cómplices que las enriquecen.

De rostro redondo, con gafas de montura ancha, fue un pensador inclasificable, capaz de exhumar el pensamiento reaccionario del filósofo Joseph de Maistre en «La transparencia del mal» (1990).

«Hay que vivir en inteligencia con el sistema y en revuelta contra sus consecuencias. Hay que vivir con la idea de que hemos sobrevivido a lo peor», aseguraba.

Este estilo incisivo, hecho de aforismos a veces herméticos, se convirtió en su rasgo caracterí­stico. «Lo que escribiré tendrá cada vez menos oportunidad de ser comprendido. Pero eso no es mi problema. Yo estoy en una lógica de desafí­o», previno.

En 1986, un viaje a Estados Unidos le fulguró. «Estados Unidos es la utopí­a realizada», dijo.

Años después, su siempre vivo interés por la actualidad se reflejó en «Requiem por las Torres Gemelas», escrito un año después de los atentados del 11 de Septiembre de 2001 en Nueva York.

En ese libro, su sempiterna afición al escándalo lo llevó a asegurar que el terrorismo obedecí­a a una «lógica».

Considerado como un nihilista o un moralista, también ha sido muy criticado. «A fin de cuentas, uno se pregunta qué quedará del pensamiento de Baudrillard si le quitamos todo el esmalte que lo recubre», escribieron en 1997 los pensadores Alan Sokal y Jean Bricmont.

Pero Baudrillard se veí­a a sí­ mismo como un resistente. «La cobardí­a intelectual –aseguró– se ha convertido en la auténtica disciplina olí­mpica de nuestra época».