La búsqueda de 11 personas desaparecidas se intensificaba hoy en un poblado del sureste de México, donde el deslave de un cerro sepultó varias viviendas, con un saldo mucho más reducido de daños y víctimas al que inicialmente habían anunciado las autoridades.
Grupos de socorristas y vecinos trabajaban en la remoción de los escombros en el poblado indígena de Santa María Tlahuitoltepec, en una aislada región montañosa del estado de Oaxaca (sureste), afectados por semanas de lluvias tras el paso del huracán Karl y de la tormenta Matthew.
El secretario de Gobernación (Interior), Francisco Blake, dijo la noche del martes que por ahora no se confirma ninguna muerte.
Blake concedió una conferencia de prensa en la que compareció junto al gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, quien había entregado un alarmante balance inicial que hablaba de hasta un millar de fallecidos.
«Afortunadamente los números han cambiado radicalmente, hasta el grado de que no se confirma ninguna gente muerta», indicó serenamente Blake.
«De manera preliminar se reportan 11 personas desaparecidas, entre las cuales se encontrarían ocho niños», agregó, subrayando que hasta ahora no se han encontrado cadáveres.
A lo largo del martes el balance entregado por el gobernador Ruiz se fue reduciendo pasando de miles de probables muertos a ninguno confirmado por la noche.
En la mañana del martes Ruíz reportó que el lodo había sepultado «entre 100 y 300 viviendas» y que se temía por la vida de «entre 500 y 600 gentes, se dice que hasta mil».
Finalmente la cifra la bajó a siete muertos y unos cien desaparecidos, hasta que en la noche el saldo de Francisco Blake dieron un respiro a los mexicanos al asegurar que no se tenía confirmado más que 11 personas desaparecidos.
Periodistas que lograron llegar al poblado señalaron que los cientos de casas sepultadas que había reportado inicialmente el gobernador eran tan sólo «dos viviendas» mientras que unas treinta resultaron dañadas, según señaló el canal Televisa.
Las autoridades no sólo tuvieron dificultades para establecer un balance sobre lo ocurrido sino también para enviar los cuerpos de socorro, pues la única vía que comunica con Santa María Tlahuitoltepec quedó cortada por varios derrumbes.
Según Blake a ese poblado en ese poblado trabajan en labores de rescate 47 bomberos, 225 policías y 170 militares.
Los primeros grupos de rescate llegaron a Santa María Tlahuitoltepec más de diez horas después del alud de tierra y lodo, que despertó en la madrugada.
Algunos habitantes de Oaxaca reportaban en redes sociales que varias carreteras del estado y cercanas a la zona indígena Mixe estaban colapsadas en varios puntos.
El gobierno mexicano que califica la actual como la temporada más fuerte de lluvias desde que hay registro, señala que las precipitaciones han dejado desde mediados de mayo más de 80 muertos, más de 810.000 damnificados y pérdidas cercanas a los 4.000 millones de dólares.
El titular del Consejo Nacional del Agua (Conagua), José Luis Luege, dijo que la principal razón de los deslaves es la deforestación.
«Tenemos fenómenos de deslaves en varias zonas del País, pero son todas producto de la deforestación de las zonas», afirmó en la Ciudad de México durante una comparecencia ante legisladores.
En Centroamérica la temporada de lluvias ha dejado ya más de 400 muertos y decenas de miles de damnificados. Las lluvias se han extendido hacia el sur a Venezuela y Colombia.
En Colombia, donde 74 personas han muerto desde marzo por las lluvias que dejan también 159 heridos y 812.997 damnificados, la noche del martes se suspendió hasta el alba la búsqueda de entre 20 y 30 personas sepultadas por un deslave en una carretera del departamento de Antioquia (noroeste).
Las autoridades descartaron hoy la existencia de sobrevivientes de un grupo de entre 20 y 30 personas que quedó sepultado el lunes por un derrumbe en una carretera de Colombia, pero proseguía la búsqueda de los cuerpos en medio de alto riesgo por un nuevo alud.
«Ya no hay ninguna esperanza, son toneladas de piedra sobre esta gente», dijo Jorge Humberto Moreno, portavoz de la gobernación de Antioquia (noroeste), donde ocurrió el derrumbe.
«Han pasado muchas horas. Ya no hay posibilidades de encontrar a nadie vivo», insistió.
Según el funcionario, las labores de búsqueda en el sitio conocido como Manglar, a unas tres horas por carretera al oeste de Medellín (capital de Antioquia), empezaron de nuevo este miércoles a las seis de la mañana.
«Desde Medellín (400 km al noroeste de Bogotá) trasladaron anoche más personal y perros (…) tenemos ahora unos 200 rescatistas», dijo.
«El terreno es muy inestable en la parte superior del derrumbe: al lado izquierdo hay unas grietas de un metro de ancho y si sigue lloviendo el agua puede penetrar, hacer presión y desencadenar una nueva avalancha», explicó Moreno tras señalar que se debe actuar con prudencia para evitar una «nueva tragedia» que pondría en peligro la vida de los socorristas.
Las autoridades manejan una cifra preliminar de entre 20 y 30 víctimas, basada en testimonios, aunque hasta el momento sólo 12 familias habrían reclamado cuerpos de sus allegados.
Este miércoles permanecían en el lugar del derrumbe decenas de familiares y allegados de las víctimas.
«Los familiares siguen aquí, porque la esperanza llega siempre hasta lo último, pero ya es muy difícil que podamos sacar a alguien con vida, porque no hay oxígeno», dijo a la AFP César Urueña, subdirector operativo de socorro nacional de la Cruz Roja.
«Las labores continúan, los perros siguen marcando puntos, pero las condiciones de remoción del material son muy difíciles. Anoche (martes) llovió y eso complica aún más la operación», precisó.
Según Urueña, el trabajo de remoción de tierra tomará por lo menos 15 días. «Se trata de una vía muy angosta, que da sobre un abismo», explicó.
El derrumbe ocurrió el lunes alrededor en una carretera que conduce hacia el mar, en Urabá, cuando alrededor de 20 personas pasaban de un autobús a otro vehículo. El alud derribó además seis viviendas.
Un policía de carreteras que intentaba ayudar a una mujer quedó atrapado por la avalancha. Entre las víctimas también habría un niño de unos 12 años de edad. Según testigos de la tragedia, el derrumbe ocurrió en pocos segundos, lo que no permitió escapar a nadie.
Al menos 74 personas han muerto en Colombia desde marzo a causa de las lluvias, que han dejado también 159 heridos y 812.997 damnificados en 27 de los 32 departamentos del país, según cifras del ministerio del Interior.