Un nuevo «Ring» de Wagner se estrenó en el Metropolitan Opera de Nueva York con puesta en escena de 16 millones de dólares y un despliegue de tecnología que deslumbró al público a pesar de alguna falla.
«La producción más desafiante jamás puesta en escena por el Met» –según la definición del director del teatro Peter Gelb– es obra del escenógrafo canadiense Robert Lepage y la dirige desde la orquesta James Levine.
La pieza esencial de la puesta es un gigantesco dispositivo metálico móvil, fabricado en Canadá durante cuatro años, que obligó a reforzar el suelo del teatro con vigas de acero para soportar sus 45 toneladas de peso.
Apodado informalmente «la máquina» por los artistas durante los ensayos, o incluso «el monstruo» por los menos reverentes, consiste en 24 planchas de 10 metros, de aluminio y fibra de vidrio, capaces de rotar 360 grados en torno a un eje horizontal, una suerte de espina dorsal que también es móvil.
Sobre esa estructura accionada por más de veinte computadoras se proyectan imágenes de video y evolucionan los cantantes en el «Oro del Rhin», primera jornada de la serie de cuatro del «Anillo del Nibelungo» de Richard Wagner.
El estreno recibió el lunes aplausos entusiastas y algún escaso abucheo de espectadores nostálgicos de la producción anterior y más tradicional de Otto Schenk, que durante más de dos décadas reinó en el Met casi sin cambios.
Aunque «la máquina» de Lepage hace a veces ruidos que el espectador percibe cuando el nivel sonoro de la orquesta es bajo, la puesta logra efectos deslumbrantes, que desafían la ley de la gravedad utilizando cables de los cuales cuelgan los actores o en ciertos momentos sus dobles.
Pero sin duda la virtud más importante es que la espectacularidad y la tecnología no interfieren por lo general con la acción, una exigencia del director Levine, que insistió en preservar la «intimidad» del drama de Wagner.
Destacó además la calidad del reparto con voces importantes del canto wagneriano -género aparte en el mundo de la ópera- desde el Wotan interpretado por primera vez en el Met por Bryn Terfel a la Fricka de Stephanie Blythe, así como Eric Owens (Alberich), Patricia Bardon (Erda) y Richard Croft (Loge).
Lepage y su «máquina» sacaron buen provecho de la escena inicial cuando las tres ondinas evolucionan en las aguas del Rhin, en cuyo lecho se encuentra el oro.
También en el descenso de Wotan y Loge a las entrañas de la tierra donde el enano Alberich forja el anillo que le da poder absoluto tras renunciar al amor.
Sin embargo, en la escena final cuando los Dioses marchan hacia el Walhalla a través del puente formado por un arco iris, la «máquina» de Lepage al parecer falló, dejando de a pie a los inmortales y perplejos a algunos espectadores.
La «tetralogía» de Wagner continuará en abril con el estreno de su segunda parte, «La Valquiria», antes de las dos finales, «Sigfrido» y «El Ocaso de los Dioses» previstas en la temporada 2011-2012.
Las óperas del Met se transmiten en directo a cientos de otros teatros de todo el mundo, a través del sistema «The MET live in HD», con imágenes de alta definición.