¡Bingo! La comedia montada el 15 de septiembre en las instalaciones de la torre de Tikal Futura, donde se pretendía efectuar la captura de un presunto capo del cártel de la droga chapina, fue ridícula su elaboración, no digamos el resultado final, desastre completo.  Se presume que el responsable del evento es el ministro Menocal, no lo creo, porque a ojos vista se adivina, que no le da la cabeza, más que para asentir con movimiento robótico lo que una mente maquiavélica y satánica le instruye.  Este fue un ataque al más puro estilo guerrillero del EGP, donde la intimidación es a domicilio, hasta en lugares de distracción, el objetivo es mantener en zozobra perenne a la población, son tácticas aprendidas de Fidel Castro, la persona que planificó el evento, le quiso dar una demostración de afecto al comandante cubano, antes que desaparezca de la faz de Cuba.  Difícil, para mí que todavía le queda mucho tiempo, para ir confesando en la tierra, antes de partir con rumbo desconocido. De aquí en adelante los atentados se sucederán en cualquier parte de la ciudad, sin esperar que la noche cubra con su manto oscuro las iniquidades de los comunistas, que parecen haber vuelto a resurgir del infierno.  El mensaje es claro, el atentado se cometió en propiedad del hijo de Alberto Habie, asesinado por las fuerzas comunistas.  Es hora de redoblar la seguridad de las personas que fueron masacradas por la guerrilla en tiempos de guerra.  Estos volverán sobre sus pasos. Señores, la intimidación, es uno de las armas más potentes de los comunistas, lo mismo que las arengas interminables, con la misma cantaleta, donde ofrecen al pobre un cambio radical de vida, con las propiedades privadas y las prebendas de la oligarquía, palabra infaltable, indispensable, en el populismo, saben que enardece a las masas, que no terminan de comprender su significado, pero los hace sentir importantes.