Obama apuesta a la paz en Medio Oriente en un año


Barack Obama (I), presidente de Estados Unidos, junto a Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, en las actividades por la asamblea general de este organismo. FOTO LA HORA: AFP TIM SLOAN

El presidente estadounidense Barack Obama urgió hoy a Medio Oriente a concretar la paz en un plazo de un año y dejó abierta la puerta al diálogo con Irán en la controversia nuclear.


El debate anual de la Asamblea general de la ONU se inició este jueves en Nueva York, donde Obama presentó a los lí­deres del planeta las prioridades de su polí­tica exterior y anunció una visita a Indonesia en noviembre.

Obama dedicó parte de su discurso a Irán y al conflicto entre israelí­es y palestinos, que el jefe de la Casa Blanca apuesta ambiciosamente a resolver en un año.

La inquietud en torno a la controversia con Irán –cuyo presidente Mahmud Ahmadinejad también participa en los debates de la ONU– y la posibilidad de una guerra incontrolable planeó sobre muchas de las declaraciones.

«El mundo no puede correr el riesgo de un nuevo conflicto como el de Irak», dijo el canciller brasileño Celso Amorim, que abrió el debate. «A pesar de las sanciones esperamos que prevalezca la lógica del diálogo y la comprensión».

Brasil propició este año, junto a Turquí­a, una solución negociada de la controversia nuclear entre Irán y las potencias occidentales.

Sin embargo, la gestión brasileña no impidió la imposición de nuevas sanciones internacionales, propiciadas por Estados Unidos y sus aliados contra el gobierno iraní­. Teherán niega querer desarrollar armas nucleares.

Obama dijo que la puerta de la diplomacia sigue abierta con Irán si Teherán demuestra una voluntad creí­ble de diálogo.

«Permí­tanme hablar claro una vez más: Estados Unidos y la comunidad internacional están a la búsqueda de una solución a nuestras divergencias con Irán, y la puerta de la diplomacia sigue abierta, si Irán decidiese atravesarla», dijo.

Sin embargo, agregó, «el gobierno iraní­ debe demostrar un compromiso claro y creí­ble y confirmar al mundo la intención pací­fica de su programa nuclear».

El conflicto entre Israel y los palestinos también ocupó el primer plano del debate. Amorim dijo que Brasil, donde viven 10 millones de personas de ascendencia árabe y una importante comunidad judí­a, seguirá favoreciendo un diálogo «que conduzca a la creación de un Estado palestino en las fronteras anteriores a 1967».

Obama advirtió a su vez que si las negociaciones de paz promovidas actualmente por Estados Unidos no conducen a un acuerdo, los palestinos nunca accederán a la independencia real e Israel nunca vivirá en seguridad.

En un comentario implí­citamente dirigido a Israel, el mandatario advirtió que «las duras realidades de la demografí­a terminarán imponiéndose. Habrá más derramamiento de sangre y esta Tierra Santa permanecerá como un sí­mbolo de nuestras diferencias, en lugar de serlo de nuestra humanidad común».

«Yo me niego a aceptar ese futuro», dijo Obama. «Todos tenemos decisiones para tomar, y cada uno de nosotros debe escoger el camino de la paz».

Según Obama, el primer ministro israelí­ Benjamin Netanyahu y el presidente palestino Mahmud Abbas tuvieron el coraje de ponerse a dialogar, pero dijo que necesitan más respaldo y pidió un papel más activo de los paí­ses árabes.

«Podemos esperar que esta vez será distinto, que esta vez no dejaremos que el terror o los disturbios, o las poses, o las polí­ticas mezquinas se interpongan en el camino», precisó.

Obama no presentó ninguna propuesta novedosa para Medio Oriente, prefiriendo en cambio poner todo el peso de sus prioridades en el respaldo a las negociaciones en curso, para evitar que colapsen.

El congelamiento israelí­ de la colonización de los territorios ocupados debe concluir a fin de mes y los palestinos advirtieron que se retirarán si la medida no es prolongada, a lo cual Israel se opone.

Su discurso en la ONU tuvo lugar en un momento de particular vulnerabilidad polí­tica en el frente interno de cara a las elecciones legislativas de noviembre, donde su partido demócrata teme perder escaños en el Congreso.