Francia: contra reforma de jubilación


Cientos de miles de personas protestaron hoy en Francia, por segunda vez en menos de un mes, contra la reforma de la jubilación que impulsa el gobierno conservador del presidente Nicolas Sarkozy, aunque el número de huelguistas parecí­a menor que hace dos semanas.


Los sindicatos afirmaron que «ganaron la apuesta» de movilizar la misma cantidad de manifestantes que el 7 de septiembre, cuando 2,7 millones de personas -1,1 millones según la policí­a- salieron a la calle para denunciar una reforma que aumentará de 60 a 62 años la edad mí­nima para jubilarse.

Los gremios admití­an en cambio que las huelgas en el transporte público, la educación, la administración y los aeropuertos registraban una adhesión inferior.

La Presidencia francesa, en una inusual valoración de una jornada de protesta, señaló una «baja sensible» del número de huelguistas y la atribuyó a que «los franceses adhieren en mayor número» a la reforma.

El proyecto de ley, que también prevé aumentar de 65 a 67 años la edad para cobrar una jubilación completa, fue aprobado la semana pasada por la mayorí­a de derecha de la cámara baja y empezará a discutirse el 5 de octubre en el Senado.

A media jornada, el ministerio del Interior cifraba en «poco menos de 410.000» el número de participantes en unas 110 manifestaciones en todo el paí­s. Los sindicatos habí­an anunciado la convocatoria de 230 marchas.

En Parí­s, el número de participantes ascendí­a a 300.000, según los sindicatos, y a 65.000 según la policí­a.

La movilización «es del mismo nivel o más amplia que el 7 de septiembre», enfatizó Jean Claude Mailly, secretario general de Fueza Obrera (FO), tercer sindicato de Francia, minutos antes de que la marcha partiera desde la Plaza de la Bastilla, en una tarde gris y calurosa.

La adhesión a la huelga en los ferrocarriles estatales fue de 37%, según la dirección de la empresa (SNCF), y de 49% según los sindicatos.

Uno de cada dos trenes o tres de cada cuatro funcionaban en el metro de Parí­s, según las lí­neas. Más reducido era el tráfico en trenes de cercaní­as de la capital.

El 50% de los vuelos en el aeropuerto de Orly (sur de Parí­s) y el 40% en Roissy Charles de Gaulle (norte) fueron anulados, según la Dirección General de la Aviación Civil.

En la educación, la estimación del número de huelguistas en primario y secundario oscilaba entre 25% según el ministerio y 45% a 55%, según los sindicatos.

La huelga tení­a alto nivel de acatamiento en las seis refinerí­as de Total, con una adhesión del 50% al 80%, de acuerdo con la petrolera francesa.

Los lí­deres sindicales encabezaban las dos columnas que partieron de la Bastilla hacia el sur de Parí­s, detrás de una banderola que rezaba: «Jubilación, empleos, salarios, están en juego».

Dirigentes de la oposición de izquierda y ecologistas respaldaron la protesta parisina.

La reforma «nos pone a todos en peligro», afirmó Michelle, de 41 años, empleada en el ministerio de Cultura.

Esta mujer, que trabaja desde los 18 años, admite que es duro hacer dos huelgas en un mes porque cada dí­a se pierden «40 ó 50» euros, pero está convencida de que «no se hace una tortilla sin huevos (…), sobre todo porque nunca tuvimos un gobierno tan duro».

En un momento de baja popularidad -sólo el 32% de apoyo-, Sarkozy se mantiene inflexible en la cuestión del aumento de las edades mí­nimas para poder jubilarse y para hacerlo con pensión completa.

Esas medidas, que entrarí­an en vigor en 2018, son las principales del dispositivo ideado para frenar el déficit del sistema de jubilaciones, que la crisis económica triplicó en 2010 para llevarlo a a 32.000 millones de euros (39.000 millones de dólares), según datos de un organismo independiente.

«Ayer hice cuentas y como durante siete años tuve muchos contratos cortos, a los 70 años todaví­a tendré que trabajar», explicó Veronique, de 45 años, junto a una pared repleta de afiches que reclamaban una «huelga general».