AMISOM rechaza ofensiva islamista en Somalia


La fuerza de paz de la Unión Africana (AMISOM) desplegada en Somalia consiguió rechazar la ofensiva del Ramadán lanzada a fines de agosto en Mogadiscio por los islamistas shebab, que sin embargo se aproximaron de un eje estratégico vital.


El pasado 23 de agosto, los islamistas anunciaron el comienzo de una vasta ofensiva en la capital somalí­ contra el «gobierno apóstata y sus aliados cristianos».

Durante una decena de dí­as, grupos de combatientes asaltaron las posiciones de la AMISOM y de las fuerzas del gobierno de transición (TFG) a gritos de «Allahu akbar» (Dios es grande).

Los combates se concentraron al nordeste de la ciudad. Los asaltantes progresaron cientos de metros hacia el parlamento, la presidencia Villa Somalia y, a punta de kalashnikov, se acercaron a la avenida Maka al Mukarama, que conecta el puerto con el aeropuerto y es cordón umbilical del dispositivo de la fuerza de paz.

«Durante 48 horas, hubo un periodo de fluctuación muy inquietante», observó una fuente occidental en el lugar; «fue la desbandada del TFG».

Militares, milicianos y, en menor medida, combatientes de Alhu Suna (milicia sufí­ moderada), que se reparten por sectores la defensa de la lí­nea de frente, «abandonaron la mayorí­a de sus posiciones, a veces sin combatir, o por falta de municiones. «En un momento dado, sólo luchaban los ugandeses».

«La escalada de los combates tuvo como consecuencia la retirada del TFG de sus posiciones», reconoce el coronel Mickaí«l Ondoga, jefe del contingente ugandés.

Las tropas progubernamentales «nos dejaron expuestos e hicieron que nuestras posiciones se volvieran más vulnerables, tuvimos que reaccionar, avanzar para conseguir una ventaja táctica», explicó.

Apoyándose en sus blindados, la AMISOM pasó a la contraofensiva y, en algunos lugares, aprovechó para ganar terreno, según el coronel Ondoga.

«La mayorí­a de las posiciones abandonadas por el TFG fueron recuperadas, las fuerzas gubernamentales también comienzan a volver», afirmó.

Tras una semana de calma precaria, se ve claramente que los shebab no han conseguido sus objetivos: apoderarse de Villa Somalia y cortar Maka al Mukarama.

Pero se acercaron a un complejo de casas de esta gran avenida, acosada por los francotiradores shebab y en la que la AMISOM instaló al menos dos nuevas posiciones atrincheradas.

La fuerza de paz también arañó posiciones en la lí­nea de frente, ocupando edificios que hasta hace poco estaban bajo control de los shebab o serví­an de separación entre los beligerantes, constató un periodista de la AFP.

«Es un fracaso para los shebab que sufrieron muchas bajas», aseguró el portavoz de AMISOM, el mayor Ba Hoku Barigye. «El enemigo no consiguió expulsarnos de ninguna de nuestras posiciones, sino que por el contrario avanzamos en la ciudad».

«Fue un baño de sangre», estimó un analista en el lugar.

«El escaso resultado de su ofensiva suscita tiranteces en el seno del comando shebab y vivos debates sobre la estrategia a seguir»: retomar la ofensiva o bien dar prioridad a los atentados y ataques suicidas contra blancos estratégicos.

La huida generalizada de las tropas del TFG durante la batalla confirma en cualquier caso el naufragio de un gobierno exhausto, debilitado por profundas divisiones polí­ticas.