«Mea culpa» por persecución a homosexuales reabre heridas


El escritor Tomás Fernández presenta su libro, en La habana. AFP PHOTO/ADALBERTO ROQUE

El «mea culpa» de Fidel Castro por la marginación de homosexuales en los 60 reabrió un capí­tulo oscuro de la revolución cubana: «Sisi» puede ahora sacarse las cejas sin ir presa y la hija del presidente impulsa la unión de gays, pero en esos años eran arrinconados, iban a campos de trabajo y al exilio.


La reciente entrevista con el diario mexicano La Jornada, en la que Castro reconoció esa época como de «gran injusticia», sorprendió a seguidores y adversarios, generó reacciones encontradas en la comunidad homosexual y agitó el debate sobre la tolerancia en la isla comunista.

Las polémicas Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), que entre 1965 y 1968 recluyeron a cientos de homosexuales, religiosos y a otros vistos como incapaces de encarnar el modelo del «revolucionario», son cosa del pasado, pero marcaron vidas y golpearon la imagen de la revolución, al ser comparadas con «campos de concentración» por organismos internacionales.

Por ahí­ pasaron figuras como el trovador Pablo Milanés o el cardenal Jaime Ortega. Aunque las UMAP son el emblema de la marginación de los homosexuales en Cuba, la homofobia institucional alcanzó los años 70 y 80. Obras de prestigiosos escritores como Virgilio Piñera y Reinaldo Arenas desaparecieron de librerí­as y editoriales por ser gays.

«Cumplí­ seis meses preso por sacarme las cejas. En ese tiempo detectaban que eras homosexual, por ignorancia se veí­a como aberración y hubo barbaridades. Así­ que aplaudo al Comandante», dice Francisco Garcí­a (Sisi), de 45 años.

Alberto González, de 67 años, recuerda cómo por ser bautista fue considerado «lacra social», separado de su novia y su familia y sometido en las UMAP a trabajos duros en campos alambrados y vigilados por soldados armados.

«Una etapa sombrí­a, dolorosa, frustrante, que conmocionó mi vida. Mi padre era comunista y lo justificaba. Sufrí­, pero no me arrepiento de haberme quedado en Cuba. Siempre hay tiempo para reconocer errores. Fidel hizo una valiosa reivindicación histórica», asegura.

Unos eran citados por las autoridades y llevados a las UMAP sin explicación, otros recogidos en redadas; y muchos sufrieron tratos humillantes, narra a la AFP el pastor en su casa del barrio 10 de Octubre.

«Si alguien es responsable, soy yo (…); en esos momentos no me podí­a ocupar de ese asunto… Me encontraba inmerso, principalmente, en la Crisis de Octubre (1962), de la guerra, de las cuestiones polí­ticas», dijo Castro a La Jornada.

Para el presidente de la Fundación LGBT Reinaldo Arenas, crí­tica del gobierno, Aliomar Janjaker, de 33 años, la aceptación lo indigna. «Â¿Quién subsana el sufrimiento?», cuestiona.

Aliomar lleva en su bolsillo la copia de una entrevista de 1965 en la que Castro dice creer que «una desviación de esa naturaleza (homosexualidad) choca con» lo que «debe ser» un «verdadero revolucionario» y «militante comunista».

Ahora su sobrina Mariela, hija de Raúl Castro, lidera campañas contra la homofobia, pidió al Partido Comunista el cese de la discriminación homosexual en sus filas e impulsa la unión gay, tras lograr la aprobación en 2008 de las cirugí­as de cambio de sexo.

«En Cuba discutimos nuestros problemas para avanzar y superarlos», declaró Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), hace unos dí­as en una gira por Europa.

Para el investigador homosexual Tomás Fernández, se trató de «excesos» que cometen los procesos revolucionarios y cree que «sin pedir guillotina, no hay que olvidar, para que esos errores no se vuelvan a cometer».

«Fresa y Chocolate», el famoso filme de Tomás Gutiérrez Alea, de 1993, sensibilizó a la población. Diecisiete años después «En el cuerpo equivocado», documental de un transexual operado, estremeció a la Cuba machista.

«Charlimar», de 23 años, cumplió hace poco su sueño de cantar en el primer show travesti en las calles ante 2.000 personas. Mario Delgado, de 29, afirma que fue expulsado de la Universidad por organizar el «Mister Gay»: «La disculpa de Fidel no es nada mientras la policí­a no deje de perseguirnos».

«Un gesto tardí­o, pero valiente y necesario porque aún hay que avanzar más», dice un exitoso bailarí­n cubano, quien insiste en que su nombre no sea mencionado.

ARENAS ícono opositor


«Misa para un ángel», una novela testimonio sobre Reinaldo Arenas, escritor proscrito convertido en í­cono del homosexualismo disidente en Cuba, será presentada el viernes en La Habana, anunció la editorial de la Unión de Escritores.

«Es un divertimento, porque Reinaldo se me aparece en sueños para hablarme», dijo a la AFP su autor Tomás Fernández, amigo personal de Arenas, reconocido ensayista sobre la homosexualidad y temas étnicos, quien concibe el libro como una misa para invocar el espí­ritu de fallecido novelista.

Con humor, al autor significó que «es todo un diálogo que yo tengo con Reinaldo, y la posición de los amigos que dicen que para que le voy a hacer una misa, que lo que le debo hacer es un ritual para que se pierda en las profundidades del infierno».

La salida del texto coincide con el reciente reconocimiento del lí­der cubano Fidel Castro en el periódico mexicano La Jornada de que el tratamiento a los homosexuales en los años 60 fue una «gran injusticia», de la cual asumió la responsabilidad.

Arenas (1943-90) escribió una docena de novelas, pero sólo «Celestino antes de alba» fue publicada en Cuba, paí­s que abandonó en 1980, tras sufrir una fuerte marginación por su homosexualidad, que lo llevó de simpatizante a detractor radical de la revolución de Castro y a cumplir dos años de presidio (1974-76).

Sus textos salieron clandestinamente de la isla y fueron publicados en otros paí­ses donde el escritor alcanzó notoriedad.

Tras varios intentos frustrados de emigrar, Arenas logró salir de la isla durante el éxodo del Mariel en 1980, junto a otros 125.000 cubanos.

Vivió en varios lugares hasta que en 1987 se radicó en Nueva York, donde murió de Sida en 1990 después de concluir sus memorias «Antes que anochezca», publicadas en 1992 y llevadas al cine en el 2000 por el estadounidense Julian Schnabel.

Entre sus novelas se encuentran «El mundo alucinante» (1969), «El palacio de las blanquí­simas mofetas» y «La vieja Rosa» (ambas de 1980), «Otra vez el mar» (1982), «Arturo, la estrella más brillante» (1984), «La loma del ángel» (1987) «El asalto» (1988), «El portero» (1989) y «Viaje a La Habana» (1990).»