Los mexicanos celebrarán el miércoles 200 años de su independencia en un colorido festejo que incluye conciertos, fuegos artificiales y desfiles a lo largo de un país agobiado por la violencia del narcotráfico y con miles de damnificados por lluvias sin precedentes.
Las celebraciones, en las que se han invertido unos 40 millones de dólares, comenzarán el miércoles con un desfile de carrozas alegóricas que recorrerá el central paseo de la Reforma en la capital mexicana y concluirá poco antes de la medianoche con la ceremonia de «El grito», que recuerda el llamado a la insurrección del cura Miguel Hidalgo en 1810.
Se espera la presencia de los presidentes de Colombia, Guatemala, Honduras, El Salvador y Panamá, además de representantes de otros 50 países.
Se espera que más de un millón de espectadores se congreguen en el acto central de «El grito» en el zócalo de la capital mexicana y sus alrededores, en donde el presidente Felipe Calderón dará el tradicional grito celebrando a los «héroes que nos han dado la independencia».
Celebraciones similares se realizarán en más de 2.000 municipios mexicanos, en medio de medidas de seguridad extremadas para evitar que la violencia del narcotráfico empañe aún más la celebración, especialmente en los estados del oeste sobre el Pacífico y el norte, fronterizos con Estados Unidos.
En tanto en los estados del este y sur del país, miles de personas afectadas por las lluvias de las últimas semanas -las más intensas en la historia reciente de México- vivirán los festejos en albergues habilitados en escuelas. Las inundaciones han dejado casi un millón de damnificados.
El recorrido del desfile en Ciudad de México será seguido por 45 pantallas y se instalarán tres escenarios en donde se realizarán conciertos y verbenas populares.
La ceremonia en la capital incluirá la detonación de 8 toneladas de fuegos artificiales y un espectáculo de hombres voladores en torno a una estatua gigantesca, organizada por la empresa del australiano Ric Birch, que participó en las inauguraciones de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y Sydney 2000.
Al día siguiente, se realizará el tradicional desfile militar en el que participarán en forma inédita representaciones de 16 países.
«Tenemos previsto que ésta sea la celebración más grande y espectacular que haya hecho México en sus dos siglos de historia», aseguró a periodistas el ministro de Educación, Alonso Lujambio, responsable de la organización.
Pese al ambiente festivo, la preocupación por el incremento de la violencia del narcotráfico ronda las celebraciones. La decisión del gobierno del presidente Felipe Calderón de lanzar una ofensiva contra los cárteles con la participación de 50.000 militares, ha desatado una espiral de crímenes que deja más de 28.000 muertos desde diciembre de 2006.
En Morelia (Michoacán, oeste) las autoridades suspendieron la verbena popular y dijeron que sólo se realizará una modesta ceremonia y se echarán al vuelo las campanas. Hace dos años la explosión de una granada en las fiestas del 15 de septiembre, atribuida a una disputa entre narcotraficantes, dejó allí más de 7 muertos y un centenar de heridos.
En el estado de Tamaulipas (noreste), donde a fines de agosto fueron asesinados 72 emigrantes de Centro y Sudamérica, las celebraciones han sido suspendidas en cinco localidades, incluida San Fernando, en cuyas inmediaciones ocurrió la matanza.
La escalada de violencia del narcotráfico ha incluido en los últimos meses la explosión de coches bomba, enfrentamientos en carreteras de pistoleros contra militares y fugas masivas de cárceles.
«La violencia del narcotráfico obviamente ha permeado de temor los preparativos para estos festejos», dijo Edgar Mora, profesor e investigador en Historia de la jesuíta Universidad Iberoamericana.
«El ambiente de inseguridad y de una violencia que se hace cada vez más cercana hace más complicado que muchos mexicanos puedan sentirse orgullosos», explica Mora, autor de «Claves para entender a América Latina en el siglo XXI».