Estados Unidos y Corea del Norte comienzan el lunes en Nueva York a hablar de normalización, más de medio siglo después del fin de la guerra que los enfrentó, en una cita que Washington busca minimizar su carácter histórico.
El negociador norteamericano sobre el programa nuclear de Pyongyang, Christopher Hill, recibirá a cenar a su homólogo norcoreano Kim Kye-gwan en un gran hotel de Nueva York, antes de una reunión el martes del grupo de trabajo bilateral creado conforme a un acuerdo sobre la desnuclearización de Corea del Norte.
Este no es el primer encuentro entre estos dos hombres, quienes se vieron frecuentemente en Pekín en los últimos dos años en el marco de las negociaciones de seis partes (Estados Unidos, China, Japón, Rusia, Corea del Sur y Corea del Norte).
Ellos se encontraron también en enero en Berlín en una reunión sorpresiva que permitió desbloquear las conversaciones de seis partes, abriendo la vía para el acuerdo suscrito el 13 de febrero.
No será tampoco la primera vez que un alto responsable norteamericano –Hill es subsecretario de Estado para Asia– discuta oficialmente sobre la normalización con un responsable del régimen de Pyongyang.
Las relaciones entre los dos países mejoraron principalmente en la década de 1990, durante la presidencia de Bill Clinton, para culminar en octubre de 2000 con la visita a Pyongyang de la entonces secretaria de Estado, Madeleine Albright, al punto que el propio Clinton vislumbró una visita a Corea del Norte.
Pero luego de las acusaciones en 2002 de los servicios de inteligencia norteamericanos de que Corea del Norte tenía un programa clandestino de enriquecimiento de uranio con fines militares, el presidente George W. Bush rompió el diálogo con Pyongyang y cologó a su régimen en el «Eje del Mal».
El Departamento de Estado ha buscado en los últimos días minimizar el alcance del encuentro de la próxima semana.
«Lo consideramos sobre todo como una reunión de organización práctica», declaró el viernes un portavoz del Departamento de Estado, Tom Casey. «La primera cosa que ellos harán será describir y definir entre ellos las modalidades y el calendario de sus conversaciones».
Entre las «modalidades» debería figurar la fecha y el lugar de la siguiente reunión de sus grupos de trabajo, que podría tener lugar en Pyongyang.
El portavoz no rechazó esta posibilidad, recordando que Hill siempre se ha declarado listo para visitar Corea del Norte si tal visita «es de interés para Estados Unidos».
Pero Washington advirtió que los procesos de normalización con Pyongyang tomarían varios años, debido principalmente a obligaciones legales norteamericanas cuando un país está inscrito en la lista de las naciones que apoyan el terrorismo.
«Si el gobierno norcoreano quiere ser considerado como legítimo por la comunidad internacional, deberá hacer progresos en el tema de los derechos humanos», declaró el jueves Jay Lefkowitz, emisario especial para los derechos humanos en Corea del Norte.
Pero para Joseph Cirincione, del centro de estudios American Progress Institute, «la reunión del lunes es histórica por sí misma».
«Forma parte de este proceso histórico. Es extremadamente importante en sí y para mantener el proceso en movimiento, a causa de su contenido y de su carácter simbólico», agregó este experto en no proliferación.
El acuerdo del 13 de febrero prevé que si las cinco etapas preliminares del acuerdo son respetadas en un plazo de 60 días, principalmente el cierre del centro nuclear norcoreano de Yongbyon, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, se reunirá por primera vez con su homólogo norcoreano.
Esta reunión ministerial podría realizarse en abril en Pekín.