El presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, reiteró ayer su confianza en el Mercosur e insistió en una salida diplomática al conflicto con Argentina por la instalación de una planta de celulosa, en un acto público en el que rindió cuenta a la ciudadanía al cumplir dos años en el gobierno.
Con una decena de banderas del Mercosur entrelazadas con pabellones uruguayos, al pie del estrado sobre el que se dirigió a la población, el mandatario aseguró que Uruguay «es uno de los socios que más cumple» las resoluciones del bloque regional.
Señaló que la media «es del 68,5% y Uruguay sobrepasa el 70% de cumplimiento de las obligaciones. Igualmente comprometidos con el Mercosur, todos los socios, pero más que nosotros ninguno. Ello nos da autoridad para plantear en las distintas instancias, la necesidad de ampliarlo y mejorarlo», al tiempo que recordó su exigencia de abatir las asimetrías.
Ante millares de personas que se congregaron en la céntrica Plaza Independencia de Montevideo, Vázquez subrayó que Uruguay «desarrolla sus relaciones con todos los países latinoamericanos sin excepción» y en ese marco, restableció relaciones con Cuba y puso en funcionamiento el Tratado de Libre Comercio con México en el mercado cárnico.
Tal como se preveía, Vázquez aludió al conflicto con Argentina por la instalación de una planta de celulosa en la ribera de un río de soberanía compartida, pero se abstuvo de confrontar con su homólogo Néstor Kirchner, quien el jueves lanzó nuevas críticas a la posición de Uruguay.
«La conducta uruguaya en el diferendo ratifica nuestra adhesión al derecho internacional, a la soberanía de los estados y a la solución pacífica de las controversias», puntualizó el mandatario, quien dando lectura a la Memoria 2006 elevada al Congreso, aseveró que su gobierno «mantiene la más firme disposición de encontrar una salida diplomática» que ponga fin al litigio.
Vázquez, de 67 años y primer presidente de izquierda en la historia del país, también se refirió a la visita que prevé realizar el 9 de marzo a Uruguay, el presidente estadounidense George W. Bush en el marco de una gira por América Latina.
Respondiendo a las críticas de sectores de la propia coalición oficialista, Vázquez reconoció la consigna «antiimperialista» que lo identifica, pero advirtió que con Bush tiene «diferencias, no rivalidades» y dijo llevar adelante una estrategia de desarrollo productivo para mejorar el acceso del país a los principales mercados.
A lo largo de tres horas de discurso, el presidente realizó un minucioso balance de la gestión, con especial énfasis en los logros sociales, económicos y en materia de derechos humanos.
Destacó la reducción de la pobreza apoyado en el registro de personas indigentes, cuyo número se ha abatido sustancialmente entre los menores de 17 años.
Reiteró su compromiso de promover una política activa en derechos humanos, reconociendo que a 20 años de la recuperación de la democracia «aún subsisten zonas oscuras, que es necesario y posible aclararlas en el marco de la legislación vigente».
Elogió los avances del Poder Judicial en el esclarecimiento de los delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura (1973-1985), como los 10 procesamientos con prisión que recayeron en su mayoría sobre ex militares y policías.
A su vez, reparó en el éxito de las investigaciones que procuran ubicar el destino de los desaparecidos durante el gobierno de facto y recordó el hallazgo de los restos de dos militantes de izquierda en 2005.
En el plano económico, indicó que «se cancelaron deudas con organismos multilaterales de crédito por un total equivalente a 2.942 millones de dólares» lo que significó un ahorro «de alrededor de 47 millones» de dólares; en tanto que en 2006 «la inversión extranjera directa destinada al sector productivo alcanzó los 1.400 millones de dólares».