Sarkozy inflexible sobre edad mí­nima de jubilación


El presidente francés Nicolas Sarkozy rechazó el miércoles dar marcha atrás al aumento de la edad mí­nima para jubilarse, que en Francia elevará a 62 años a partir de 2018, punto clave de una polémica reforma del sistema de pensiones, tras las masivas manifestaciones de la ví­spera.


«De ninguna manera cambiaremos ese punto», sostuvo Sarkozy en una declaración efectuada ante el consejo semanal de ministros difundida poco después por el Elí­seo, sede de la presidencia.

El mandatario galo reiteró que la reforma del sistema de jubilaciones que el martes fue presentada en el Parlamento es «una de las más importantes» pues en «momentos en que una jubilación de cada diez es financiada por la deuda, debemos garantizar a los franceses que sus jubilaciones y las de sus hijos, se pagarán».

La reforma, rechazada el martes en las calles de las principales ciudades del paí­s por más de un millón de personas según la policí­a y hasta tres millones según los sindicatos, elevará la edad mí­nima a partir de 2018 y aumentará de 65 a 67 años la edad para cobrar una jubilación completa.

Sarkozy sostuvo que por tratarse de una «reforma esencial» es «normal que genere inquietudes y movilizaciones importantes, como ha ocurrido ayer».

Pero advirtió que «no dejará que nadie desnaturalice la reforma pues serí­a poner en peligro el retorno al equilibrio» del sistema de jubilación.

El gobierno justifica la reforma en que le permitirá salvar un sistema amenazado por el aumento de la esperanza de vida y las consecuencias de la crisis económica de 2008.

Según un organismo independiente, esa crisis triplicó el déficit del sistema de jubilaciones en 2010 a 32.000 millones de euros (39.000 millones de dólares). Si no se hace nada en la materia, el déficit alcanzará los 70.000 millones de euros en 2030.

Con más de 15 millones de jubilados, Francia es uno de los paí­ses europeos donde la edad mí­nima para tener derecho a jubilarse es más baja, aunque eso sí­, habiendo trabajado 40 años. La reforma que el gobierno quiere ver adoptada en el Parlamento a fines de octubre prevé incrementar los años de aportes a 41 años a partir de 2012 y a 41 y tres meses a partir de 2013.

Tal como habí­a anticipado el domingo el secretario general de la Presidencia, Claude Gueant, el gobierno introducirá enmiendas referidas para que quienes cumplen trabajos difí­ciles o aquellos que comenzaron a trabajar antes de los 18 años.

Sarkozy pidió al gobierno que «mejore ese dispositivo» para que incluya a los agricultores y a quienes presentan una incapacidad del 10% y puedan jubilarse «a partir de los 60 años, inclusive antes».

El encargado de presentar dichas enmiendas al Parlamento será el ministro de Trabajo, Eric Woerth, debilitado por sus ví­nculos con un escándalo polí­tico-fiscal con la tercera fortuna de Francia, la heredera del emporio L»Oreal.

La socialista Martine Aubry abogó por «rehacer de cero» la reforma presentada por el gobierno conservador que el diario Liberation (izquierda) califica de proyecto «anti Robin Wood» pues «hará trabajar a los más pobres para preservar a los ricos».

En todo caso, la intersindical se reunirá el miércoles para decidir su estrategia. Tras las masivas movilizaciones del martes, el secretario general de la CGT, Bernard Thibault no descartó una huelga general.

«Es cierto que los sindicatos ganaron el set (…) pero no ganaron el partido frente al gobierno», afirmaba el diario Le Figaro (derecha) en su edición internet del miércoles, en ausencia de periódicos impresos a raí­z de la huelga de la ví­spera.