El Día del Migrante es un espacio que se dedica para recordar a las personas que dejaron su hogar y el solar patrio, para buscar mejores condiciones de vida en otros países, principalmente hacia los Estados Unidos, expresó Celeste Orozco, coordinadora de Movilidad Humana de la Diócesis de San Marcos.
En México, Guatemala y los demás países centroamericanos se instituyó el primer domingo de septiembre de cada año, para recordar a los hombres y mujeres que no pudieron alcanzar el sueño americano, porque se quedaron a la mitad del camino, comentó Orozco.
En ese marco, la Casa del Migrante situada en Tecún Umán, municipio de Ayutla, San Marcos, repudió la masacre de 72 migrantes, entre ellos varios connacionales, hecho execrable que se registró en el rancho San Fernando, del Estado de Tamaulipas, en la República de México.
El director de esa instancia llamó a las organizaciones civiles y religiosas, a mantener la unidad de manera consciente, con responsabilidad moral, para divulgar por distintos medios el hecho criminal y los riesgos a que está expuesta esta población en territorio mexicano.
En el documento se recuerda que los y las migrantes, para evadir el control de las autoridades migratorias y de otras corporaciones policíacas, buscan rutas que resultan peligrosas, donde proliferan bandas delincuenciales y del crimen organizado, que roban, secuestran y asesinan.
La Casa del Migrante exige al gobierno mexicano la inmediata investigación y el esclarecimiento del hecho, así mismo, pide el acompañamiento de las autoridades guatemaltecas, para exigir la captura de los responsables, de manera que el caso no quede impune como muchos otros.
En homenaje a quienes dejaron su vida en el desierto, en los recodos de los caminos, en la vega de los ríos y a los 72 masacrados, fueron portadas ofrendas florales, las que colocaron en la Cruz del Migrante, monumento erigido a orillas del río Suchiate, concluyó Orozco.