Los occidentales deben cambiar su estrategia en Afganistán y adoptar una política de «contención» de Al Qaeda y los talibanes basada en la negociación y no en la fuerza, señaló hoy el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés).
«El futuro pasa claramente por la negociación con o entre los participantes en el conflicto», estima el IISS en su balance estratégico anual publicado en Londres.
El instituto destaca que muchos observadores «se inquietan de que la amplia presencia de tropas extranjeras es lo que mantiene y estimula a los talibanes».
Los esfuerzos de la coalición de la OTAN para construir un Estado en Afganistán y combatir a los insurgentes «alcanzaron sus límites políticos y militares» cuando el conflicto llega a su décimo año, subraya el centro de investigación británico.
La necesidad de una nueva táctica en Afganistán debe situarse también en el contexto de un mundo marcado por la crisis financiera y de un progresivo reequilibrio de poderes, agrega el IISS.
«Podría ser necesario y probablemente preferible que las potencias extranjeras adopten una política de contención y de disuasión para hacer frente a la amenaza terrorista en las regiones fronterizas de Afganistán y Pakistán», señala.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pareció distanciarse recientemente de su promesa de empezar a retirar tropas de Afganistán en julio de 2011. Washington desplegó este año otros 30.000 soldados en el marco de una nueva estrategia antiinsurgencia.
Pero el IISS considera «cada vez más dudoso» que puedan alcanzarse algún día objetivos como una victoria sobre los talibanes, un fortalecimiento del Estado de las fuerzas de seguridad afganas o una erradicación de la corrupción.
Por otra parte, el aumento del número de soldados extranjeros muertos en Afganistán -casi 500 en lo que va de 2010- provoca dudas en la mayoría de países de la coalición.
Retirar demasiado pronto a los cerca de 150.000 soldados desplegados podría causar una «implosión en Afganistán» subraya el IISS, pero continuar la misión actual «corre el riesgo de llevar hacia un desastre prolongado debido a concepciones anticuadas».
En su balance, el centro subraya que los occidentales deben elaborar una nueva estrategia para Pakistán «que resistió firmemente» a las presiones para que actuara contra los insurgentes presentes en su territorio.
Paralelamente, un nuevo orden mundial emerge de los escombros de la crisis económica de 2008 en el que Estados Unidos puede caer en un «cansancio estratégico» en su papel de gendarme del mundo, mientras otras potencias luchan por ganar influencia, señala el IISS.
El centro cita entre estas últimas a Brasil y Turquía, destacando sus esfuerzos países para implicarse en el conflicto entre Irán y las potencias occidentales en torno al polémico programa nuclear de la república islámica.
Por último, China e India siguen ganando confianza y defendiendo sus intereses, incluso si su emergencia como poderes globales se ve frenada por una cierta «moderación» a la hora de tratar temas internacionales, concluye el IISS.
América Latina, encabezada por Brasil, está cobrando un mayor peso internacional y redefine sus alianzas, en algunos casos causando la inquietud de Estados Unidos, la hasta hace poco potencia hegemónica que ha perdido influencia en la región, estimó hoy el IISS.
«En 2010, varios países latinoamericanos se percibían a sí mismos como potencias crecientes en el escenario mundial y esperaban ser tratadas como tales», señaló el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés) en su balance estratégico anual.
El centro de estudios londinense destaca a la influencia creciente de Brasil, de México e incluso de la modesta Bolivia en un ámbito crucial como la lucha contra el cambio climático, así como de los bloques de poder que proliferan en la región como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) o la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA).
Pero es el gigante sudamericano presidido por el omnipresente Luiz Inacio Lula Da Silva -que ha recibido varios reconocimientos internacionales en su último año en el poder- el que mejor ilustra la «enérgica agenda política con intereses y aspiraciones mundiales» que defienden los países latinoamericanos, señala el IISS.
Aunque por el momento no ha logrado grandes avances, nadie podía imaginar hace apenas unos años que un presidente brasileño pudiera desempeñar un papel en los intentos por resolver el conflicto de Oriente Medio o la disputa que mantiene Irán con los países occidentales con respecto a su programa nuclear.
Las nuevas ambiciones de la región, que han ido a la par con una «pérdida de influencia» de Estados Unidos, han permitido a los diferentes países buscar nuevas alianzas con potencias extrarregionales con intereses tan diversos como China, Rusia e incluso Irán.
En el caso particular de Irán, el fortalecimiento de las relaciones con Venezuela, pero en especialmente con Brasil, «causaron nuevas tensiones en las relaciones» con Estados Unidos, estimó el IISS.
La crisis de Honduras y el acuerdo que permitía a Estados Unidos operar siete bases militares en Colombia terminaron de complicar la relación con la administración del presidente Barack Obama, en la que la región había depositado inicialmente grandes expectativas.
La voluntad de distanciarse de la que fuera durante mucho tiempo la potencia hegemónica de la región quedó patente también con la exclusión de Estados Unidos de una nueva organización regional que los países latinoamericanos y del Caribe acordaron crear a principios de este mismo año.
En el contexto actual, la IISS considera que «el reto» para Washington será «entablar esfuerzos diplomáticos intensivos con los gobiernos más amigos y los socios dispuestos en la región para progresar en una agenda común», que incluye dependiendo de los países temas de comercio, de energía, evitando otros temas más problemáticos como Cuba o la lucha contra el narcotráfico.
Brasil, donde en octubre se celebrarán elecciones para designar al sucesor de Lula y que seguirá bajo los focos en los próximos años con el Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos de Rio, deberá evitar por su parte repetir los errores pasados de Estados Unidos si quiere mantener su papel actual.
«En un mundo complicado y multipolar, un ascendente Brasil deberá tener cuidado para evitar los impulsos imperiales que, como puede atestiguar Estados Unidos, han tendido a crear problemas para un poder hemisférico».