Las familias y el desarrollo de una nación


Ismael Gómez Sánchez, Céd. O-16, 54132, ismael1968@intelnett.com

El desarrollo de un paí­s depende del desarrollo de cada unidad familiar del mismo, tanto en lo económico como en la nutrición, salud, educación e infraestructura básica, etc. La buena economí­a de las familias da un paí­s con una economí­a estable a largo plazo, que no es influenciada fácilmente por cambios de gobierno e inclusive actos de corrupción de los gobiernos de turno, tal es el caso del gobierno de Alfonso Portillo. La clave de esa «estabilidad macroeconómica» con la cual alardeaba el ex presidente, es nada más y nada menos que la estabilidad que las familias han alcanzado a lo largo de los años a través de los cambios en sus valores y principios durante más de 30 años y no tanto de polí­ticas de gobierno. Por ejemplo: hace 25 años, las familias guatemaltecas en un alto porcentaje se dedicaban a beber alcohol y las cantinas eran como las panaderí­as que se encuentran en cada esquina en la actualidad, lo cual mermaba su situación económica con creces. Hoy en dí­a, el número de cantinas es muchí­simo menor y en muchos pueblos ya ni existen, la gente se dedica más a comerciar. Tal es el caso de Almolonga, en donde, de ser un pueblo sucio, con un alto número de cantinas, borrachos tirados en las calles, en la actualidad se confiesan en casi un 90% creyentes de Dios. Ahora se dedican a comerciar verduras con mucho éxito a nivel internacional. El Estado debe proteger el derecho de las familias porque son la base de toda sociedad y no querer ser empresario; ese pantalón no le va. Así­ como son los principios de las familias individuales, así­ serán las leyes y la dirección que un paí­s llevará. Se deben fomentar los principios y valores de Dios para una mejor construcción de la familia y crear oportunidades de desarrollo económico y social para las áreas rurales principalmente.