Poemas patrios



Lucy Aldaz

AZUL Y BLANCO

Nubes de algodón,

cielo azul,

alma blanca de poetas,

enjambre de tiernas hortensias,

crestas de mar, océano azul,

blancos crisantemos,

azules ilusiones,

Monja Blanca, sí­mbolo nacional.

Azul, blanco y azul,

pabellón que al viento flamea

en pos de fresca libertad;

destruye crueles cadenas,

y abre nuevos horizontes

perfumados con aroma de tranquilidad.

Azul blanco y azul,

colores de mi bandera,

colores de mi patria.

¡Mi querida Guatemala!

***

EL QUETZAL

Ave de fina estampa,

vestida en ropaje de esmeralda tornasol,

vistoso pecho de grana y

resplandeciente cola en cascada,

que con señorí­o y excelsa altivez,

se remonta y traslada, cual saeta fugaz,

sobre los poblados y nebulosos bosques

que engalanan nuestra querida patria.

Ave que corona y engalana el pabellón nacional

de nuestra amada y venerada Guatemala.

***

MI FLORIDA GUATEMALA

Múltiples colores engalanan tu suelo.

Marzo te viste de lila y rosado,

jacarandas y matilisguates

inundan las avenidas de alegrí­a,

tapizan tu tierra con fastuosas alfombras

y sus tenues colores musicalizan mi espí­ritu.

La Monja Blanca, reina de las orquí­deas,

orgullo de nuestro suelo, flor nacional.

El costa rica se viste de inmaculada albura,

el jazmí­n endulza e impregna con su aroma

los jardines de la vida,

el girasol alumbra el dí­a

y, como el astro rey, se esconde de la obscuridad.

El palo blanco se decora de penetrante amarillo,

la pascua enaltece el espí­ritu navideño,

las maravillas, risueñas de dí­a,

se cierran de noche cual pudorosas damiselas,

las delicadas ilusiones alientan las esperanzas,

las rosas enamoran corazones

y el árbol de fuego,

enciende la pasión con su naranja intenso.

El huele de noche, aromatiza el embrujo del amor

en las horas del silencio

y lo adorna la enredadera

de la buganvilia multicolor.

***

OTROS PAíSES

¡Otros paí­ses, pero ninguno, como el mí­o!

como el mí­o,

con su intenso azul del cielo,

sus imponentes volcanes sin igual,

donde reina el mitológico Nahual.

Frondosa naturaleza de salvaje y tierno verdor,

donde florece la majestuosa Monja Blanca

y se remonta libremente el altivo Quetzal.

Suelo fértil con cultivos de maí­z, trigo y frijol,

y sonrientes paisajes de fiesta multicolor,

amenizados por las melodí­as de la marimba,

instrumento nacional.

¡Otros paí­ses, pero ninguno, como el mí­o!

como el mí­o,

donde los recuerdos sembrados están,

como árbol legendario de profundas y extensas raí­ces,

recuerdos inolvidables de vida plena,

pletórica de risa y llanto y amor,

donde siento el sabor del calor humano,

donde las caras…

las caras amigas, me sonrí­en por doquier

donde incrustados están conmigo

mis más caros amores filiales.

¡Otros paí­ses, pero ninguno, como el mí­o,

¡Mi querida Guatemala!

***

TRADICIONES DE MI GUATEMALA

Guatemala, de mí­sticas tradiciones…

Tradiciones que realzan la Semana Santa,

con artí­sticas alfombras de aserrí­n multicolor,

aromatizadas con incienso y corozo,

por donde transitan los fervientes cucuruchos

con las inmensas y consagradas andas a cuestas.

Devotos, que con tradicionales faroles

deambulan por las calles de mi pueblo,

y rememoran en majestuosas procesiones,

la crucifixión, muerte y resurrección

de Nuestro Señor Jesucristo.

A santos y difuntos se les conmemora,

con colosales y coloridos barriletes

bajo el cielo despejado de noviembre

y en la eterna ciudad del silencio,

inundada de familiares y amigos

en jardí­n de risueñas e inmortales flores,

con ayote y fiambre laboriosamente preparado,

que al recuerdo del pasado, hacen vivir el presente.

Mi Guatemala en ambiente navideño…

Ambiente que se inicia con el matizado ocaso,

iluminado por las chispeantes fogatas

que calcinan al ángel de las tinieblas.

En la misma época frí­a, de flor de pascua,

calles luminosas y senderos de velas titilantes,

entre posadas amenizadas con chinchines, pitos y tortugas,

se anuncia, de casa en casa, el advenimiento de Jesús.

En algarabí­a se escuchan los festivos cohetillos,

traviesos canchinflines y alegres saltapericos,

que invaden y encienden el espí­ritu navideño,

adornado con aromáticos pinabetes, elaborados nacimientos,

hoja de pacaya, manzanilla, ponche y tamal.

Mi Guatemala folklórica…

De pintorescos pueblitos y callejuelas empedradas,

recorridas por hermanos

arropados con encendidos y armoniosos colores,

que, al compás del Son y de la marimba

y al calor del convite,

danzan alegremente para el olvido del rosario de penas.

Templos coloniales de viva fe,

jardines de cera, luceros centelleantes

que envuelven la espiritual devoción.

Plazas centrales donde festejan

con luminosos toritos explosivos,

y tradicionales bailes de moros que evocan la conquista.

Tí­picos mercados, encanto de extranjeros,

artesaní­as, tejidos de hilo y lana multicolor,

verdura, fruta, rosquillas, pepitoria y mazapán.

Patria mí­a…

Te vivo intensamente y te siento muy dentro de mí­,

¡mi Guatemala!