La logí­stica, principal problema del ejército


Un policí­a iraquí­ sostiene una ametralladora en un puesto de registro en Baghdad. AFP PHOTO/ALI AL-SAADI

La eficacia de los soldados iraquí­es se ve mermada, según reconocen militares estadounidenses e iraquí­es, por una logí­stica deficiente, lo cual podrí­a llevar a Estados Unidos a permanecer en el paí­s más tiempo de lo previsto.


Enviado para una misión de formación a la base iraquí­ de Al Kissik, al oeste de Mosul (norte), el coronel estadounidense Steve Apland no da crédito a la burocracia militar iraquí­.

«Supongamos que soy un soldado iraquí­», dice mostrando su bolí­grafo.

«Pues bien para obtener una nueva caja de lápices, tengo que rellenar tres o cuatro ejemplares de tal formulario, dárselo a un capitán que irá a Bagdad para hacerlo sellar (…) y recibir otro documento que deberé presentar en el edificio de justo al lado de aquí­ donde podré retirar mis lápices».

Siete años después de la invasión de Irak y de la caí­da del ex presidente Sadam Husein, el ejército estadounidense acaba de terminar su misión de combate para centrarse en lo sucesivo en la formación de las fuerzas iraquí­es, en el marco de una nueva operación llamada «Nuevo Amanecer».

«Desde un punto de vista táctico, los militares iraquí­es se las arreglan bien, pero la guerra es una cuestión de logí­stica», recuerda el coronel Apland. «En esta etapa, su logí­stica no está a la altura de lo que exigen sus competencias tácticas».

En la base de Al Kissik, sobran los ejemplos que confirman lo que dice.

Uno de sus adjuntos, el teniente coronal Craig Benson, hace visitar el centro médico de la base para mostrar lo bien equipado que está.

Pero la mayorí­a de las bombillas están apagadas, debido a una averí­a eléctrica. Sin embargo, la base está equipada con generadores con una capacidad dos veces superior a su consumo.

«Tienen material, pero les falta personal y logí­stica», afirma.

«Los enfermeros que tratamos de formar para los primeros auxilios en los campos de batalla tienen productos ya caducados en sus equipos».

De su lado, el teniente coronel Salah al Din, responsable de uno de los garajes de la base, se queja de que los militares no se preocupan de la manutención de sus vehí­culos.

«No paramos de decirles «revisad vuestro vehí­culo antes y después de cada misión». Pues los grandes problemas comienzan por pequeños problemas. Algunos lo hacen, pero otros no y luego vienen a verme con los motores rotos», denuncia enfurecido.

El teniente coronel, que lleva 18 años en el ejército, se queja también de las dificultades para obtener repuestos en la base logí­stica del ejército en Taji, a 25 km al norte de Bagdad. La tarea se complica aún más por la gran variedad de vehí­culos utilizados por los militares.

Las carencias del ejército iraquí­ llevan a uno de los adjuntos del comandante de la nueva operación estadounidense a pensar que los iraquí­es pedirán ayuda a los norteamericanos más allá de la fecha fijada para la retirada completa de sus fuerzas.

«Yo sé que el gobierno iraquí­ se preocupa de las lagunas que tendrá su ejército en diciembre de 2011», declaró el miércoles el general Michel Barbero. «Cuento con que me pidan asistencia» más allá de esa fecha.

Para el coronel Apland, harán falta dos a tres años para que el ejército iraquí­ tenga las capacidades logí­sticas necesarias.

Desmantelado por los estadounidenses después de la invasión, fue reconstruido para enfrentar lo más urgente: la lucha contra la insurrección.

«Sabemos que ciertos aspectos, como la logí­stica o la gestión de los recursos humanos, quedarí­an relegados a un segundo plano en un primer tiempo», explicó.