Polí­tica «Ejecutiva»


Medios de prensa detallan hoy, cómo se llevó a cabo una reunión en las oficinas privadas del Presidente de la República entre diputados oficialistas con sus aliados para hablar sobre la planificación y aplicación de la estrategia de campaña de Sandra Torres de Colom, potencial candidata presidencial de la UNE.


Es importante el tema porque, aparte del debate ya generalizado sobre si puede o no ser candidata por el impedimento constitucional, se debe de sumar que mientras el Ejecutivo no ha sido capaz de lograr alianzas basadas en las propuestas polí­ticas en el Organismo Legislativo, sí­ las ha logrado partiendo pasteles en cuando a obra para los diputados y participación en los listados de elección para la próxima contienda electoral. A esto hay que sumarle que resulta que quienes han sido parte de los partidos oficiales en los últimos perí­odos presidenciales, son los que se suben en una negociación fortalecidos por su experiencia de dónde y con qué herramientas se puede realizar la palanca para lograr sus objetivos.

Y este es un tema de importancia porque no deja de causar sospechas que los pactos se hagan con cualquier representante sin que tenga peso alguno el sentido ideológico o programático, sino que venga de parte de pactos alrededor de la distribución de obras y espacio en los listados que permiten reelección a diputados en el Congreso.

Un liderazgo que se forma y funciona a base de negociación de cuotas, no es el que pueda orientar una nación que está urgida de polí­ticas de transformación real que requiere, por principio, modificar la forma en que se toman las decisiones desde el poder polí­tico.

La señora de Colom ha despertado debates sobre si utiliza o no los fondos para Cohesión Social como la caja de su campaña electoral. Este no es un debate sobre la necesidad de una buena parte de la población de encontrar asistencia a su crí­tica condición. Más que eso, es un debate de transparencia tanto en el uso de los fondos públicos como en la actividad polí­tica que, con acciones como esta ejecutiva de sumar con fines que no dejan claro cuál es el objetivo, solo complican el panorama para el futuro inmediato del paí­s.

La población está cansada y, hoy más que nunca, polarizada. Y ese sentimiento se fortalece cuando los mensajes que se enví­an son en la lí­nea de que es válido negociar con quien sea, con los recursos que se tengan a mano, para lograr una plataforma electoral más allá que polí­ticas de Estado que beneficien a la población.