¿Controla el cártel de los Zetas las rutas del tráfico de indocumentados hacia México y Estados Unidos? De acuerdo a lo planteado en el libro «Los narcoabogados» de Nicolás Ravelo, desde al menos hace 10 años, cuando Osiel Cárdenas Guillén, en ese entonces jefe del cártel del Golfo fue quien reclutó entre militares mexicanos y kaibiles guatemaltecos a los Zetas, amplió sus actividades del narcotráfico con el cobro de piso de plaza a los contrabandistas de humanos, de acuerdo con informes de la Procuraduría General de la República Mexicana (PGR).
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¡Los Zetas permiten a las organizaciones de traficantes de humanos el traslado y ocultamiento de grupos de extranjeros o su estadía ilegal en el país mexicano, quienes pagan sumas de entre 3 y 5 mil dólares en su intento por llegar a Estados Unidos. Sin embargo, al final, algunos de los indocumentados son extorsionados o asesinados, como en el caso de los 72 migrantes masacrados en San Fernando, Tamaulipas.
Su dominio, según lo revela la vox pópuli principia desde El Salvador y abarca la totalidad de nuestro país por las tres grandes rutas que son: la del Pacífico (Jutiapa, Santa Rosa, Escuintla, Suchitepéquez, Retalhuleu y San Marcos) y la del occidente que arranca en Esquipulas, El progreso, Guatemala, Chimaltenango para llegar a Huehuetenango; y la tercera proveniente de Honduras, Izabal, Verapaces, hacia Petén). El cártel de los Zetas recurre a los asesinatos, extorsiones y amenazas para mantener su poderío frente a las bandas de traficantes de humanos conocidos como «coyotes» en el argot criminal a quienes trasladan a la frontera norte a los indocumentados por sumas incluso superiores a los 5 mil dólares.
Pero ahora el asunto va más allá de donde se imagina la población; se comenta a voces sobre el secuestro de muchachas guatemaltecas bonitas para ser trasladadas al vecino país mexicano donde supuestamente son vendidas a una red de prostitución que las vende e incluso las exporta a Europa; pasado algún tiempo, principian a enviar dinero a sus familiares y como que se diluye el hecho criminal de haber sido violentadas.
Con las precariedades humanas en las instituciones de gobierno como son la Policía Nacional Civil y la Dirección General de Migración, es de imaginar que el flujo humano por esas tres vías está más que asegurado para las redes de tratantes (sin tomar en cuenta al Aeropuerto Internacional La Aurora), pues no hay noticia alguna que indique lo contrario.
No esperamos milagros de parte de las fuerzas de seguridad del país, pero sería bueno que por lo menos hicieran acto de presencia en los buses extraurbanos y solicitaran la identificación de los viajantes para demostrar que hay un ápice de control migratorio y de seguridad en el país. El flujo de criminalidad en Guatemala, creció de forma alarmante con la venida de los «refugiados» salvadoreños, hondureños y nicaragí¼enses; un hecho que no se puede negar, aunque toda regla tiene su excepción.