Miles de centroamericanos se juegan la vida cada año en ruta migratoria


Raymundo Cruz (I), migrante guatemalteco, y Oswaldo Ramí­rez, adolescente de 14 años, realizan su tercer y segundo intento, respectivamente, para llegar a Estados Unidos. En la fotografí­a, durante su paso por Acayucan, Veracruz. FOTO LA HORA: AFP JOSí‰ CABEZAS

Más de 4 millones de centroamericanos han migrado a Estados Unidos y decenas de miles intentan llegar a ese paí­s cada año, exponiéndose en la trayectoria a diferentes tipos de abusos e incluso a la muerte, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).


El asesinato en masa de 72 emigrantes descubierto esta semana por las autoridades del departamento mexicano de Tamaulipas -de los cuales un importante número han sido identificados como centroamericanos-, reveló las atrocidades que pueden sufrir estos emigrantes.

«No existe una cifra de migración de Centroamérica a Estados Unidos que responda a un estudio cientí­fico, pero los datos de deportaciones que sí­ son precisos, nos dan una idea de las dimensiones del fenómeno», dijo a la AFP el oficial de la OIM en Costa Rica, Salvador Gutiérrez.

De los 270.000 deportados desde Estados Unidos en 2007 -el pico más alto de la década-, alrededor de 50 mil eran centroamericanos, explicó el funcionario.

Normalmente, los deportados representan sólo una parte í­nfima del número de migrantes que logran ingresar irregularmente a territorio estadounidense y una aún menor del total que hacen el intento, normalmente a través de la frontera terrestre con México, señaló Gutiérrez.

Estudios de la OIM y de otros organismos evidencian que el elevado desempleo y el empleo mal remunerado son una de las principales causas de ese flujo migratorio, aunque no la única.

«Hay factores que influyen como el deseo de lograr los estilos de vida que se exhiben en la televisión, o el hecho de que muchas personas tienen parientes que migraron y ya están más o menos establecidos en Estados Unidos», explicó el funcionario.

Pero los migrantes constituyen «una población muy vulnerable, expuesta a engaños, secuestros, extorsiones, e incluso asesinatos por parte de bandas criminales, así­ como a abusos de muchos tipos de parte de las mismas autoridades de los paí­ses por los que transitan. En general hay pocos mecanismos de protección para estas personas», agregó.

El oficial de la OIM resaltó que dentro del universo de los migrantes hay grupos especialmente vulnerables, como el de los niños, niñas y adolescentes que no viajan acompañados por adultos, y que van en busca de sus padres o esperanzados en encontrar empleo.

El número es muy elevado: de México son deportados unos 15 milmenores cada año y de Estados Unidos son decenas de miles, precisó.

Otro grupo muy vulnerable es el de las mujeres que también viajan solas, que son decenas de miles. «Anualmente se reportan numerosos casos de migrantes violadas o abusadas de diferentes maneras».

Los indí­genas representan un grupo migratorio altamente vulnerable, entre otros factores porque la mayorí­a de ellos no dominan el español y mucho menos el inglés, agregó.

SOBREVIVIENTE Bajo custodia


La familia del ecuatoriano Luis Freddy Lala Pomavilla, único sobreviviente de la matanza en México de 72 emigrantes latinoamericanos, está bajo protección de las autoridades, que este viernes confirmaron la muerte de al menos seis connacionales en ese hecho.

Los parientes de Lala Pomavilla, que se salvó de la masacre fingiéndose muerto, fueron vinculados a un programa de protección de ví­ctimas y testigos de la Fiscalí­a, cuyo titular, Washington Pesántez, dijo este viernes que entre los fallecidos se encuentran seis ecuatorianos.

«Nuestra indignación, nuestro repudio a la forma como han sido masacradas 72 personas -entre ellas se me han confirmado seis ecuatorianos- por estas bandas de delincuencia organizada», dijo el fiscal a la prensa.

Angelita, la mujer de Lala Pomavilla, fue escoltada este viernes por policí­as hasta la localidad de Ducur, a unos 18 km de Ger, una aldea de indí­genas y campesinos de la provincia de Cañar (sur) de donde es oriundo el ecuatoriano, que sufrió una herida de bala en el rostro.

«Tenemos la disposición de dar protección a Angelita y cuñados», en total siete menores de edad, dijo a la AFP el sargento Rodrigo Cabrera, jefe del comando policial de Ducur.

La mujer, de 17 años y con cuatro meses de embarazo, que ya ha concedido varias entrevistas en las que su rostro fue difundido, será trasladada por seguridad a la casa de una tí­a de Lala Pomavilla en otra comunidad, donde tendrá resguardo policial, explicó Cabrera.

Otros agentes fueron enviados a Ger, un recóndito caserí­o en la montaña adonde también llegaron delegados de la Fiscalí­a para interrogar a los hermanos de Lala Pomavilla, que según vecinos habrí­an recibido amenazas de parte de traficantes de personas contactados por el ecuatoriano, de 18 años, para ser llevado a Estados Unidos.

«Varios compañeros se movilizaron hasta Ger», indicó Fabián Vaca, del destacamento policial de Ducur.

La Policí­a indaga las identidades de los «coyoteros» (traficantes de personas) y las supuestas intimidaciones contra familiares del sobreviviente, que fueron negadas por su compañera.

«La gente es chismosa y habla de gana. No hemos sabido nada sobre las amenazas», dijo a su vez Balbina, tí­a de Lala Pomavilla.

Balbina indicó que los pequeños hermanos de Lala Pomavilla aún permanecen en Ger. «Todos están allá, en la escuela», añadió.

En Ducur, la mujer embarazada fue atendida en un dispensario médico tras sufrir una descompensación. «Estoy con dolor de cabeza», manifestó la joven al personal médico que le diagnosticó un cuadro de estrés.

«Desconocemos sobre las amenazas, pero sí­ da miedo. No es la primera vez que dicen que los «coyoteros» amenazan para no caer presos», anotó a su vez Ramiro Pomaquiza, tí­o de Lala Pomavilla.

La secretarí­a del Migrante informó que el presidente Rafael Correa ordenó acciones institucionales para que «se garantice la seguridad del compatriota sobreviviente y prestar todo el apoyo y salvaguardar a sus familiares».

El gobierno presentó una denuncia ante la Fiscalí­a para que los familiares ingresaran al sistema de protección y se investiguen hechos relacionados con la trata de personas.

Según el sobreviviente ecuatoriano, la masacre en el estado de Tamaulipas, noreste de México, fue en represalia porque los emigrantes se negaron a ser reclutados por la banda del narcotráfico «Los Zetas».