Por lo menos 10 muertos causó un atentado con carro bomba perpetrado hoy por la mañana en un mercado del suroeste de Bagdad, un día después de que el gobierno iraquí convocara una conferencia internacional para buscar la manera de acabar con la violencia.
El atentado ocurrió poco después de las 10:00 (1:00 a.m. hora de Guatemala) en un barrio mayoritariamente chiíta y muy poblado cercano a una zona de enfrentamientos entre comunidades rivales, informaron fuentes de la seguridad.
Según esta fuente, por lo menos 10 personas murieron y siete resultaron heridas.
Se trata del último de una serie de ataques a chiítas en las dos últimas semanas desde que las fuerzas iraquíes y estadounidenses lanzaron un plan a gran escala para derrotar a los insurgentes y acabar con la violencia entre chiítas y sunitas.
El principal logro ha sido que muchos líderes rebeldes chiítas cayeron a manos de las fuerzas iraquíes y norteamericanas, pero los ataques con bomba no cesan, por lo que empieza a flaquear la confianza de la población bagdadí en el plan contra la inseguridad.
Frente al caos y la violencia, la última iniciativa del gobierno iraquí ha sido convocar ayer una conferencia internacional en Bagdad a comienzos de abril a la que invitó a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y a sus países vecinos.
Pero la cita puede fracasar si se implican Estados Unidos y sus enemigos Irán y Siria.
La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, confirmó que su país participaría en la conferencia y dijo «esperar» que Siria e Irán también lo hagan.
Esto supone un cambio en la política del presidente George W. Bush, que hasta el momento se había negado a dialogar directamente con estos dos países, a los que acusa de apoyar el terrorismo.
El objetivo de la conferencia «es obtener el apoyo (de los participantes) al proceso político, a los esfuerzos de reconciliación y al plan de seguridad», según un consejero del primer ministro iraquí, Nuri Al Maliki.
«Pediremos a los países vecinos que dejen de interferirse en los asuntos iraquíes y que presionen a los grupos armados con los que tienen vínculos para que acaben con la violencia»; «no sólo Irán y Siria, sino también otros como Arabia Saudí», explicó la fuente.
La lista de invitados está compuesta por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China), Siria, Irán, Turquía, Jordania, Arabia Saudí, Kuwait, Egipto, la Liga írabe, la Organización de la Conferencia Islámica y posiblemente la Unión Europea.
El gobierno chiíta iraquí sufre la hostilidad entre su principal aliado, Estados Unidos, y su vecino Irán, que no quiere renunciar a sus ambiciones nucleares.
Además, se teme que el conflicto religioso iraquí se extienda por la región, donde los países sunitas aliados de Estados Unidos están cada vez más preocupados por la creciente influencia chiíta de Irán en la mayoría chiíta iraquí y los rebeldes.
Mientras, el presidente iraquí, Jalal Talabani, se recuperaba de un episodio de fatiga en un hospital de la capital jordana.
Estados Unidos tiene pruebas de que extremistas iraquíes aprenden en Irán el manejo de explosivos capaces de destruir blindados, afirmó el jefe de los servicios de inteligencia militar estadounidenses (DIA).
Ante la comisión de Fuerzas Armadas del Senado, el general Michael Naples se negó a dar detalles, pero aseguró que Washington tenía pruebas de esa conexión.
Indicó que el movimiento radical chiíta libanés Hezbolá también participaba del entrenamiento para el manejo de explosivos.
El director de inteligencia nacional, Michael McConnell, también interrogado en la comisión de Fuerzas Armadas del Senado, reafirmó que Washington sospecha que la Guardia de la Revolución iraní y la brigada Qods, la unidad de élite del ejército iraní, suministran armas a las milicias chiítas iraquíes.