Un jefe de la Yihad Islámica y dos combatientes de este grupo radical palestino fueron abatidos en Jenín por Israel, que también realizó una nueva incursión en Naplusa, otra ciudad de Cisjordania ocupada.
Achraf Al Saadi, de 25 años, considerado como uno de los principales jefes del ala militar de la Yihad Islámica en Cisjordania, Mohammad Abu Naasa, de 22 años, y Alaa Breiki, de 26, perdieron la vida a manos de una unidad especial del ejército, según fuentes de la seguridad y médicas.
Los soldados, disfrazados de palestinos, interceptaron el vehículo a bordo del que viajaban los tres activistas en la entrada del campo de refugiados de Jenin, en el norte de Cisjordania, antes de acribillarlos a balas, afirmaron estas fuentes y testigos.
Dos de los ocupantes del vehículo fallecieron inmediatamente. Abu Naasa, que se encontraba en la parte trasera, resultó herido antes de que fuera rematado por uno de los soldados hebreos, explicaron los testigos.
Responsables de la seguridad israelíes confirmaron estas muertes y aseguraron que los tres hombres estaban «implicados en ataques contra el ejército y la planificación de atentados suicidas» antisraelíes, como uno desbaratado el 20 de enero en la región de Tel Aviv.
En un comunicado difundido en Gaza, la Yihad Islámica prometió «una violenta respuesta a los crímenes repetidos del enemigo sionista contra los jefes y miembros del movimiento en Cisjordania».
El portavoz del gobierno palestino saliente perteneciente al partido Hamas, Ghazi Hamas, se dijo extrañado de que «la comunidad internacional no haga el mínimo esfuerzo para detener los crímenes y masacres» israelíes.
Estas últimas muertes elevan a 5.647 el número de personas muertas desde el inicio de la Intifada en septiembre de 2000, en su gran mayoría palestinos, en función de un recuento.
Simultáneamente, soldados israelíes penetraron con una centenar de todoterrenos y vehículos blindados en la zona de Naplusa, de la que se habían retirado el lunes por la noche después de una primera incursión de 48 horas durante la que un civil palestino perdió la vida y varias personas resultaron heridas.
Los soldados impusieron un toque de queda en la kasba, la ciudad vieja de Naplusa, donde se procede a registros casa por casa en busca de otros activistas.
Fuerzas de la seguridad de Cisjordania calculan que se ha detenido a una veintena de palestinos, sobre todo padres de miembros de grupos armados.
El ejército también ha procedido a piratear las ondas de las radios locales para difundir los nombres de siete activistas de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, procedentes de la formación Fatah, y advertir a la población de que no les ayude.
Al principio de la incursión, se produjeron intercambios de tiros entre los soldados israelíes y combatientes palestinos que luego bajaron de intensidad.
«El ejército volvió a Naplusa para detener a hombres armados buscados, impedir atentados terroristas y hacerse con material y armas», manifestó una portavoz militar.
Por otra parte, las fuerzas israelíes detuvieron en Hebrón, en el sur de Cisjordania, a un diputado del movimiento islamista Hamas, Hatem Qafisheh, informaron fuentes palestinas.