Policí­a admite errores en secuestro


Donald Tsang, ejecutivo de Hong Kong, rinde honras fúnebres a los fallecidos. FOTO LA HORA: AFP

La policí­a filipina reconoció hoy que cometió una serie de errores en la gestión de la toma de rehenes del lunes en un autobús de Manila que terminó con la muerte de ocho turistas de Hong Kong, causando indignación y una enérgica condena del gobierno chino.


La policí­a dio el asalto el lunes al anochecer contra un autobús en el cual unas 15 personas eran retenidas como rehenes desde la mañana por un ex policí­a filipino, muerto a balazos en dicha operación.

Ocho personas murieron y otra fue gravemente herida, mientras que cuatro cautivos salieron vivos.

Durante una hora, las fuerzas especiales dispararon hacia el autobús y rompieron los vidrios a martillazos sin lograr entrar al vehí­culo, porque el hombre armado utilizaba a sus rehenes como «escudos humanos», según la policí­a.

Finalmente lanzaron gases lacrimógenos al autobús y un tirador de elite mató al secuestrador de una bala en la cabeza.

Pero mientras tanto, ocho rehenes habí­an muerto.

«Nosotros constatamos insuficiencias evidentes en términos de potencial y de táctica utilizadas y respecto al procedimiento seguido, y esto será objeto de una investigación», declaró el jefe de la policí­a de Manila, Leocadio Santiago.

El presidente Benigno Aquino también reconoció que esta tragedia puso en evidencia las carencias de la policí­a filipina en situaciones semejantes.

«La tragedia es el resultado de numerosos factores. No cabe duda de que debemos mejorar», declaró Aquino a la prensa.

Aquino se interrogó sobre el papel que desempeñaron los medios de comunicación, ya que se autorizó al secuestrador a hacer declaraciones a una radio y a seguir los acontecimientos transmitidos en directo por la televisión nacional, en las pantallas de televisión del autobús, lo que le dio informaciones sobre la intervención policial.

Sin embargo, el presidente estimó justificado haber esperado diez horas antes de lanzar el asalto, pues la policí­a pensaba que las negociaciones con el secuestrador, que durante la jornada habí­a liberado a nueve personas, podí­an tener éxito.

Tanto las familias de las ví­ctimas como las autoridades de Hong Kong manifestaron su cólera y su decepción.

El gobierno hongkonés señaló que está «muy decepcionado» por este trágico desenlace.

«Nosotros exigimos que las autoridades filipinas realicen una investigación detallada y completa sobre el incidente y nos informen lo antes posible», declaró el martes el jefe del ejecutivo hongkonés, Donald Tsang.

La embajada de China en Manila señaló que «el gobierno chino condena enérgicamente las atrocidades del secuestrador» y pidió a las autoridades filipinas que «garanticen la seguridad de los ciudadanos chinos en Filipinas.

Según una superviviente, la señora Leung, que perdió a su marido y a sus dos hijas, y cuyo hijo, gravemente herido, está en terapia intensiva, la policí­a no deberí­a haber esperado tanto tiempo.

«Nosotros éramos muchos a bordo, y nadie vino a ayudarnos. ¿Por qué no le dieron dinero? Si era simplemente una cuestión de dinero, es verdaderamente cruel», dijo llorando al canal Cable News TV. Según la prensa, su marido, que recibió varias balas, murió sacrificándose para protegerla.

Dos aviones fueron enviados para llevar a Manila a los familiares de los rehenes, así­ como a médicos y psicólogos.

El autor de esta toma de rehenes, Rolando Mendoza, de 55 años, un policí­a condecorado en 1986 como uno de los mejores oficiales del paí­s, habí­a sido expulsado de la policí­a en 2008, acusado de robo, extorsión e infracciones vinculadas a la droga.