Central nuclear: «Sí­mbolo de determinación»


Un guardia de seguridad iraní­ permanece en las afueras del edificio que alberga el reactor nuclear en la planta de Bushehr, de fabricación rusa. FOTO AFP / ATTA KENARE

Teherán comenzó hoy el proceso de puesta en marcha de su primera central nuclear, calificándola de «sí­mbolo de su resistencia y determinación» ante la oposición de las grandes potencias a su programa nuclear, sospechoso de encubrir objetivos militares.


Las autoridades atómicas Ali Akbar Salehi (I), de Irán, y Sergei Kiriyenk, de Rusia. FOTO AFP / ATTA KENARE

Tras más de tres décadas de interrupciones y retrasos, los ingenieros comenzaron por la mañana las operaciones de carga de 165 barras de combustible en el reactor de la central de Busher (sur), anunció la Organización Iraní­ de Energí­a Atómica (OIEA) en un comunicado.

El inicio de las operaciones de carga del reactor, efectuadas en presencia del vicepresidente Ali Akbar Salehi -jefe del programa nuclear iraní­- y de Serguei Kirienko -jefe de la agencia nuclear rusa Rostom que dirigió la construcción de la planta-, hace que la central de Busher pase a ser considerada oficialmente una instalación nuclear.

«A pesar de las presiones, las sanciones y las privaciones impuestas por las naciones occidentales, presenciamos las actividades nucleares pací­ficas de Irán a través del lanzamiento de la central eléctrica de Busher», afirmó Salehi en rueda de prensa.

«Este es el sí­mbolo de la heroica resistencia y determinación de la nación iraní­ para alcanzar sus objetivos», agregó, recordando que la construcción de la central tuvo que superar «numerosos altibajos».

El lanzamiento de la central llega en un momento en que la República Islámica está sometida a seis resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, cuatro de ellas acompañadas de sanciones, por su programa nuclear y su negativa a renunciar al enriquecimiento de uranio lanzado en 2005.

La operación de carga de combustible finalizará el 5 de septiembre. Después, harán falta unos dos meses para que el reactor alcance una potencia del 50% que permitirá conectarlo con la red nacional eléctrica, y entre seis y siete meses para que la central funcione a máxima potencia, o sea 1.000 megavatios, según el portavoz de la OIEA Ali Shirzadian.

Este éxito tecnológico y polí­tico de Irán es «una espina en la garganta de sus enemigos», habí­a dicho Salehi el viernes.

El lanzamiento concluye un proyecto plagado de obstáculos que comenzó hace 35 años junto a Alemania en la época del Sha (último emperador de Irán) y fue interrumpido por la revolución islámica de 1979 y la guerra con Irak (1980-88) antes de ser retomado en 1995 con Rusia. A partir de entonces se sucedieron los retrasos debido a problemas técnicos y financieros, pero también polí­ticos.

Rusia consiguió que la ONU excluyera a Busher del embargo internacional contra la transferencia de tecnologí­a nuclear a Irán, comprometiéndose a suministrar ella misma durante diez años el combustible necesario para la central y a recuperarlo una vez usado para reducir los riesgos de diseminación del plutonio de los residuos.

La central permanecerá años bajo control de técnicos rusos e iraní­es.

Busher «está protegida completamente de cualquier riesgo de proliferación», recalcó el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov.

El viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Riabkov, afirmó por su parte que la central de Busher será utilizada únicamente con fines civiles, «hay un 100% de garantí­as».

Las necesidades futuras de combustible de la central fueron evocadas el viernes por Salehi para justificar la continuidad del enriquecimiento de uranio por Irán, lo que inquieta particularmente a los occidentales, especialmente al Consejo de Seguridad de la ONU que reclama desde 2006 su suspensión.

«Pensamos utilizar la central de Busher por 40 años. Supongamos que compramos combustible durante 10 años a Rusia. ¿Qué vamos a hacer después?», explicó Salehi como respuesta a las declaraciones occidentales que estimaban que el enriquecimiento de uranio no era necesario por los enví­os de combustible de Rusia.

AHMADINEJAD Promete una respuesta «planetaria»


El presidente iraní­ Mahmud Ahmadinejad prometió una «respuesta a escala planetaria» si su paí­s es atacado, en una entrevista publicada hoy por el diario Al Sharq de Qatar.

«Nuestras opciones no tendrán lí­mites (…) Concernirán a todo el planeta», afirmó el presidente iraní­ en respuesta a una pregunta relativa a la eventual reacción de Teherán a un ataque.

Estados Unidos e Israel afirman con regularidad no excluir un ataque contra Irán para poner fin a su controvertido programa nuclear. Los occidentales sospechan que Teherán, pese a sus reiteradas negaciones, intenta fabricar armas atómicas sirviéndose de su programa nuclear civil.

«Creo que algunos piensan en atacar a Irán, en particular en el seno de la entidad sionista (Israel), pero saben que Irán es una muralla indestructible y no creo que sus amos estadounidenses les permitan hacerlo», agregó.

Ahmadinejad abogó por otra parte a favor de retomar la iniciativa de Brasil y Turquí­a sobre un canje de uranio enriquecido.

Irán comenzó el sábado por la mañana a cargar barras de combustible en su primera central de energí­a nuclear, construida por Rusia en Busher (sur).

Este lanzamiento se produce en un momento en que la República Islámica está sometida a seis resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, cuatro de ellas acompañadas de sanciones, por su programa nuclear y su negativa a renunciar al enriquecimiento de uranio lanzado en 2005.

Irán alega que necesita enriquecer uranio para alimentar con combustible sus futuras centrales y cuenta con producir un dí­a 20.000 megavatios de electricidad de origen nuclear.

Los occidentales sospechan que Irán quiere dotarse del arma atómica escudándose en su programa nuclear civil, pese a sus reiterados desmentidos.