Good Bye, Iraq


Un batallón de Estados Unidos asignado en Irak, escucha las instrucciones para empezar a salir del paí­s. FOTO LA HORA: AFP US ARMY SGT KIMBERLY JOHNSON

La última brigada «de combate» estadounidense abandonó hoy Irak, pero 50 mil soldados de Estados Unidos permanecerán en el paí­s para capacitar a las Fuerzas Armadas iraquí­es, indicó un portavoz militar.


«Los últimos elementos cruzaron la frontera alrededor de las seis de la mañana», dijo el teniente coronel Eric Bloom, portavoz de militares estadounidenses, casi siete años y medio después de la invasión liderada por Washington y tras la muerte de centenares de miles de personas.

«Es la última brigada de combate, lo que no quiere decir que no hay más tropas de combate en Irak», agregó el portavoz.

«Les quedan todaví­a algunos dí­as para limpiar y preparar los equipos, alistarlos para el enví­o y luego partirán» hacia Estados Unidos, añadió Bloom.

En total tomó dos dí­as para que los 360 vehí­culos y 1.200 soldados viajaran hasta la frontera desde el Camp Liberty, en las afueras de Bagdad, y Camp Taji, al norte de la capital. Los otros 4.000 soldados habí­an ya dejado el paí­s en avión.

El capitán Russell Varnado del Camp Arifjan, una base 70 km al sur de Kuwait, indicó a la AFP que las tropas se preparaban para regresar a casa «pronto», sin precisar la fecha.

Kuwait alberga, en el desierto cercano a la frontera iraquí­, varios campamentos militares estadounidenses y una base naval, que fueron utilizados durante la invasión de Irak en 2003.

Unos 56.000 soldados estadounidenses continúan en Irak, aunque esa cifra disminuirá a 50.000 antes del 1 de septiembre.

En ese momento, Washington dará por terminada la misión de combate y pasará a una de entrenamiento y asesoramiento de las tropas iraquí­es. La misión estadounidense dejará entonces el nombre «Operación Libertad Iraquí­» para llamarse «Operación Nuevo Amanecer».

Los 6.000 soldados restantes están dispersos por todo el paí­s, precisó la capitana Sarah Baumgardner, portavoz del ejército.

«Continuaremos con nuestro retiro responsable hasta conseguirlo el 1 de septiembre», indicó el general Stephen Lanza a la cadena de televisión MSNBC, añadiendo que «cambiaremos nuestras operaciones de combate por operaciones de estabilización».

Los 50.000 militares norteamericanos que queden deberán abandonar el paí­s a finales de 2011 en virtud de un acuerdo concluido por ambos paí­ses en noviembre de 2008.

El portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley, señaló a MSNBC que se trataba de un «momento histórico», aunque subrayó que el compromiso de Washington en Irak era sólido y a largo plazo.

«No es el fin de algo, sino una transición hacia algo diferente», indicó Crowley, en momentos en que la cadena mostraba las imágenes de vehí­culos blindados cruzando la frontera.

El conflicto iraquí­, que ha costado la vida a 4.400 estadounidenses y un billón de dólares, ha tenido «un costo elevado», añadió.

En una carta del 18 de agosto, legible en el sitio web de la Casa Blanca, el presidente Obama celebró el fin de la misión de combate, sin hacer referencia a la fecha de partida de las últimas unidades de combate.

El jefe del Estado Mayor iraquí­, el general Babaker Zebari, habí­a advertido el miércoles que la retirada total del ejército estadounidense a finales de 2011 era prematura porque sus fuerzas no están en condiciones de garantizar plenamente la seguridad del paí­s antes de 2020.

La retirada ocurre en momentos en que Irak atraviesa una profunda crisis polí­tica debido a que, cinco meses después de las elecciones legislativas, los dos principales partidos polí­ticos no han logrado ponerse de acuerdo para formar un nuevo gobierno.

SEGURIDAD Preocupación


Muchos iraquí­es recibieron con preocupación hoy el anuncio de la retirada de la última brigada de combate estadounidense, porque dudan de las capacidades de las fuerzas iraquí­es para brindarles protección en un paí­s confrontado a una violencia persistente.

«Los estadounidenses tendrí­an que haber esperado que el ejército y la policí­a iraquí­es terminen su formación y sean una fuerza verdaderamente leal», confió a la AFP Alí­ Jalaf, un ingeniero de 30 años, en el barrio de Salhiya, en el centro de Bagdad.

Luego de siete años de controvertida ocupación, la partida durante la noche de esta última brigada de combate es vista como una buena nueva para muchos iraquí­es traumatizados por los métodos a veces brutales de los comandos estadounidenses. Pero la agenda de la retirada es lo que plantea un problema.

«Nuestras fuerzas no están listas para proteger a la población», considera Muna Jasim Alí­, una profesora de Basora (sur) de 31 años. «Prueba está que los atentados ocurren en lugares con un número importante de tropas iraquí­es», dice.

El más sangriento atentado de este año en Irak ocurrió el martes, cuando un kamikaze mató a al menos 59 personas en un centro de reclutamiento del ejército, en el corazón de Bagdad, lo que ilustra las dificultades de las fuerzas iraquí­es para controlar la situación.

El portavoz del gobierno iraquí­, Ali al-Dabbagh, recordó este jueves que la retirada de las tropas estadounidenses era el resultado de un acuerdo entre Irak y Estados Unidos, y aseguró que «las fuerzas de seguridad iraquí­es están suficientemente preparadas para afrontar la amenaza» de la violencia.

Sin embargo, la semana pasada, el general Babaker Zebari, jefe del estado mayor iraquí­, habí­a considerado que la retirada completa a finales de 2011 era prematura, y que su ejército no estarí­a listo antes de 2020.

Una opinión que comparten muchos iraquí­es.

«La gente acusa a las fuerzas de seguridad, pero trabajamos 16 horas por dí­a debajo de este calor y estamos cansados», dijo un policí­a en un puesto de control de la capital, que quiso conservar el anonimato. «La retirada de los norteamericanos nos va a dar aún más trabajo», deploró.

Abú Alí­, un funcionario de 34 años del Ministerio del Interior, consideró que los atentados se habí­an reanudado luego de la retirada estadounidense de las ciudades a finales de 2009. «Si se retiran completamente, ¿qué va a pasar? Deben quedarse porque el gobierno no controla nada», dijo.

Cinco meses después de las legislativas, los partidos iraquí­es aún no encontraron un acuerdo para formar una coalición de gobierno.

Amer Ahmed al-Obaidi, de 46 años, jefe de una tribu de la provincia de Diyala, dice que habrí­a preferido una retirada gradual bajo supervisión de la ONU: «Nuestras fuerzas carecen de experiencia y de material», asegura.

La misión de combate de las fuerzas estadounidenses finaliza el 31 de agosto. El papel de los 50.000 militares que queden se limita a la formación y al consejo. Washington prevé una retirada completa de sus tropas de aquí­ a finales de 2011.

Otra fuente de preocupación es las injerencias del exterior. «En el contexto actual, los estadounidenses deben quedarse porque su partida prematura alentará las acciones de nuestros vecinos, tanto del este como del oeste», cree el jeque Salman Mohamed Jalaf.

Sin embargo, para este hombre de 70 años, jefe de una tribu de Tarmiya, una localidad sunita a 45 km al norte de Bagdad, la presencia de Estados Unidos no trajo nada bueno.

«Los actos de violencia confesional de 2006 y 2007 son culpa de los norteamericanos, porque administraron al paí­s sobre bases confesionales. Ellos son los que provocaron la aparición de Al Qaida en Irak», dice, y agrega: «Todos los problemas empezaron con la invasión».