Foto de capo cuelga en museo del Ejército


Dos semanas después de abatirlo en un operativo, el Ejército mexicano ya tiene colgada la foto del capo de las drogas «Nacho» Coronel en su «museo del narcotráfico», restringido a visitas y creado para concienciar a funcionarios y soldados frente al duro combate al narcotráfico.


El retrato del fallecido Ignacio «Nacho» Coronel, una de las piezas más codiciadas del poderoso cártel de Sinaloa, fue situada junto a la de otros destacados mafiosos capturados o muertos a manos del Ejército, como Alfredo Beltrán Leyva, cuya pistola chapada en oro destaca en las vitrinas de la sala.

El llamado Museo de Enervantes del Ministerio de Defensa tiene más de 20 años pero su colección se ha visto enriquecida desde que el presidente Felipe Calderón lanzó a finales de 2006 una amplia ofensiva militar contra el narcotráfico, al que acusa de más de 28.000 muertos desde entonces.

Como muestra, el teléfono celular cubierto de oro de 24 kilates e incrustaciones de diamantes arrebatado en 2007 al narcotraficante Daniel Pérez «El Cachetes».

O también una silla de montar con la leyenda «El Rey» propiedad del propio Nacho Coronel.

Además de excentricidades, el museo también exhibe los «modus operandi» de los traficantes y objetos pertenecientes a la llamada «narcocultura», en auge en algunas zonas de México.

Pero, en su entrada, también aparecen los costos de la lucha contra el tráfico de drogas en forma de listado de los militares caí­dos, que ya suma 191 nombres desde diciembre de 2006.

El Ejército, cuyo despliegue de 50.000 soldados contra el narcotráfico está recibiendo numerosas crí­ticas, reserva este museo para visitas muy esporádicas de estudiantes pero también de soldados, policí­as y funcionarios, a quienes quiere concienciar de las consecuencias de la corrupción.

«Que todos los funcionarios públicos sepan de dónde viene el dinero que les ofrecen» los narcotraficantes, dijo a medios Claudio Montané, capitán de Infanterí­a y encargado del museo.

Este miércoles la Secretarí­a (ministerio) de Defensa cursó una inusual y extensa invitación a la prensa para visitar el museo, que también incluyó un recorrido por un almacén de destrucción de armas decomisadas a los cárteles.

De acuerdo con el ministerio, en lo que va de año se confiscaron en México 11.798 armas, un 48% más que las 6.142 de todo 2009.

«Sólo el 5% del armamento asegurado es reutilizado, para entrenamiento o para el museo. El resto es destruido inmediatamente», aseguró a medios el general Antonio Erasto Monsiváis, responsable de almacenes militares de la I Zona Militar, ubicada en la capital mexicana.

En 2007, primer año de la ofensiva de Calderón, las confiscaciones llegaron hasta las 40.144 armas.

Entre el armamento decomisado que el Ejército mostró a la prensa habí­an fusiles Barret calibre 0.50 mm capaces de penetrar blindajes, pistolas con miras telescópicas o lanzagradas que disparan seis proyectiles en medio minuto.

«El volumen de fuego de las Fuerzas Armadas es mucho mayor. Pero ustedes han visto que tienen armas con un poder de penetración y combativo bastante elevado. Ya no podemos decir que están desarmados, ¿verdad?», preguntó a la prensa el general Monsiváis.