Bien por la visita al país de quien es considerado uno de los mayores astros del fútbol no sólo de su tierra natal, sino en todo el planeta, Diego Armando Maradona, el Pelusa, el diez.
La visita del antaño cebollita dejó de manifesto la efervecencia viva que en su momento causó Maradona y que continúa latente en la nueva y vieja fanaticada del astro argentino en Guatemala, ya que más de diez mil personas, entre niños, jóvenes, adultos y mayores hombres y mujeres se dieron cita ayer domingo en el estadio Cementos Progreso para presenciar el tan esperado Showbol.
Sin embargo, hay que destacar la mala organización y represión que se tuvo en la gramilla del estadio en contra de la prensa nacional, a quien se le delimitó de manera autoritaria la función de informar.
De parte de los organizadores, no se contó con un grupo de individuos u persona que mantuviera informada a la prensa sobre la llegada del Pelusa. Con desaciertos, los medios de comunicación se dieron cita en diferentes ocasiones al salón del hotel donde se hospedó el gaucho, quien tendría que ofrecer una conferencia de prensa.
Lo más cuestionable fue la actuación del encargado de seguridad, quien con radio en mano daba instrucciones a los honmbres vestidos con gabacha verde, y que delimitaban a los periodistas no permitiendo el acercamiento mínimo a tres metros de distancia de la muralla de fibra de plástico.
En algún momento se escuchó al prepotente encargado de la seguridad decir a sus subalternos que no se agacharan, lo que dificultó más la visibilidad de los reporteros.
Los ingeniosos camarógrafos y fotógrafos tuvieron que hacer malabares detras de las redes de cada portería para captar la presencia del diez albiceleste.
Es comprensible el resguardo para la integridad física que se debe para Maradona, pero porfavor, no se olviden de la prensa, de quien la mayoría de iconos le deben la fama.