El 9 de noviembre de 2009, el señor Fernando Mollinedo publicó en este diario la columna titulada «Malditos perros», mediante la cual pretendía criticar el servicio prestado por los agentes de Emixtra. Sin embargo, en un intento de manifestarles su desprecio, el editorialista atentó contra la dignidad de los pueblos indígenas de Guatemala.
Alianza contra el racismo y la discriminación étnica de Guatemala
El Sr. Mollinedo llamó a los agentes «MAYINGLESES» y les expresó que ellos «no se percatarán jamás que no pueden despojarse de su ancestro indígena, aunque que se vistan de seda, su incultura y nula educación les muestra ante la sociedad como simples peones al servicio del sistema egocéntrico de su jerarca». De esta manera, manifestó claramente su mentalidad racista, razón por la cual estereotipa los pueblos indígenas y los describe como personas incultas, de nula educación, y con una condición de subalternidad, características de las que, según él, no se despojarán «aunque se vistan de seda».
Ante las críticas recibidas por dichos escritos, pocos días después, el Director editorial de este medio ofreció una disculpa, pero mencionó que nunca censuraría textos como el enviado por Mollinedo. La acción dejó un sentimiento de impotencia, pues mostró una actitud permisiva ante un hecho que tipifica como delictivo. Esto, dicho sea con todo respeto y reconocimiento a un director y a un medio con histórica y comprobada vocación de defensa de la democracia.
Entendemos la preocupación del Director por incurrir en un acto de censura previa, pero insistimos en que éste no es el caso, ya que la Libertad de Expresión tiene límites impuestos por los conflictos con otros derechos, no sólo relacionados con la protección de la seguridad nacional, el orden y la salud públicos, sino, sobre todo, con el respeto a la reputación, honra y dignidad de los demás. Otro de los límites reconocidos a la libre emisión del pensamiento es, precisamente, la incitación al odio racial. De ninguna manera puede considerarse que observar estos límites es sinónimo de censura. Sin límites, la libertad se convertiría en libertinaje.
Los indígenas de Guatemala son ciudadanos y ciudadanas, con dignidad y derechos, no seres inferiores como lo pintan las expresiones de Mollinedo y de otros columnistas que con frecuencia vulneran su dignidad. Que hasta ahora se las y los trate como a inferiores es producto de un racismo estructural que ha mantenido, a conveniencia, la negación de las oportunidades de vida digna para todos. Si entendiéramos y conociéramos las culturas de nuestro país, reconoceríamos que existe entre los pueblos indígenas una serie de altos valores, ejemplos para la sociedad en su conjunto.
A partir de esta columna, el director editorial de La Hora nos ha ofrecido un espacio para la libre expresión de nuestro pensamiento, como Alianza contra el racismo y la discriminación en Guatemala. Lo agradecemos y aceptamos, convencidos de que nos permitirá aportar y dialogar con ustedes, lectoras y lectores, para generar cambios y acercamientos en una sociedad tan poco informada y alejada de las problemáticas sociales que la aquejan.