Ecocida


 Hemos tenido presidentes que han pasado por nuestra historia como genocidas,  y este 27 de julio de 2010, ílvaro Colom, presidente de Guatemala, será recordado como ecocida al firmar la ampliación desvergonzada del contrato No. 2-85 para que la empresa francesa, la petrolera Perenco, continúe impactando en el Parque Nacional Laguna del Tigre con categorí­a de Biosfera y parte del convenio internacional RAMSAR, como uno de los humedales más importantes del planeta.  Al respecto,  se debe  estimar que después de más de 20 años de actividad petrolera dentro del espacio núcleo de la mencionada área protegida, éste se encuentra en muy mal estado debido a la impunidad ambiental persistente en el paí­s.  

Jacinto Balam

La ampliación del contrato se pasa las leyes del paí­s por el arco del triunfo, viola la Constitución Polí­tica, convenios internacionales y el Plan  Maestro de manejo 2007-2011, el mismo que fue modificado y mutilado por el anterior Secretario Ejecutivo del Consejo Nacional de íreas Protegidas (Conap) durante el gobierno de í“scar Berger.   Este acto criminal, denunciado por las autoridades actuales de la mencionada institución, ya anunciaba todos los intereses sucios que se escondí­an en la ampliación del contrato, cuestión que también  fue ignorada por el actual mandatario, a pesar que fue noticia de primera plana en la mayorí­a de medios de comunicación.    Si esto no fuera suficiente, a principios de este mes de julio, varios diputados del Parlamento Alemán propusieron al presidente Colom la creación de un fondo de compensación económica para que renunciara de su intención de entregar el parque a la petrolera Perenco, de la misma forma como el gobierno de Ecuador recibirá apoyo para proteger el parque Yasumí­.   La carta que los parlamentarios alemanes enviaban al Presidente, lo dejaban sin discurso, sin la justificación que la ampliación del contrato era por motivos económicos.  También se le cae el discurso de estar «accionando» polí­ticas para amortiguar el cambio climático. 

En este contexto, los guatemaltecos, acostumbrados a visualizar la desvergonzada corrupción en gobiernos anteriores  y en el actual, estamos tentados a pensar mal en el supuesto que la empresa petrolera que fue beneficiada pagará la factura de apoyar la campaña polí­tica de la esposa del Presidente en el nuevo proceso electoral que se avecina; en el entendido que ya está en actividad proselitista, utilizando los fondos públicos de forma ilegal e inmoral.    Esto último también pasa por la nota vergonzosa de que una semana antes de la firma del contrato, el presidente Colom fuera invitado a Parí­s.   Es conocida la teorí­a que muchas empresas petroleras instaladas en América Latina «compran» impúdicamente a funcionarios de gobierno para accionar sus contratos.

Desde luego que las organizaciones ambientalistas y ecologistas que habí­an denunciado estas sucias e ilegales pretensiones de entregar el área protegida, ahora inician una lucha legal ante la Corte Interamericana de Justicia ya que no creen en la justicia de Guatemala.

 Ante esto el presidente Colom deja una huella triste, pasando con categorí­a de ecocida y con la posibilidad de que se le inicie un antejuicio antes o al terminar su administración y sea llevado a la cárcel. 

Cabe rescatar en este tema y para que quede constancia histórica la posición de tres ministros que adversaron de forma categórica y argumentando violación a las leyes en la ampliación del contrato 2-85, siendo estos: Jerónimo Lancerio, ministro de Cultura; Carlos Menocal, ministro de Gobernación, y Luis Ferraté del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales. Este último también habí­a prometido renunciar, esperamos que lo cumpla.

Este artí­culo queremos apartarlo de las campañas negras que sufre la actual administración de Colom por el sector oligárquico del paí­s, desafortunadamente la entrega del parque Laguna del Tigre se da en este tejido sucio de hacer polí­tica en Guatemala.