Festival Eñe cruza Atlántico


Más de 100 escritores, músicos, dramaturgos y cineastas se darán cita en Montevideo desde el miércoles, cuando el Festival Eñe desembarcará por primera vez en Latinoamérica con la meta de convertir durante cuatro dí­as a la capital uruguaya en una fiesta literaria.


Con un programa de más de 50 actividades en seis lugares diferentes, los organizadores buscan «provocar el encuentro», explicó en entrevista Hortensia Campanella, directora del Centro Cultural de España en Montevideo, junto a Marí­a Palacios, directora del Festival, y Alberto Anaut, director de La Fábrica, centro cultural español que desarrolla iniciativas relacionadas con la cultura, las ideas y las tendencias.

«Una de nuestras razones de ser es el diálogo horizontal, plural, entre creadores de España y de América. Y creemos que el festival es una instancia ideal para ese diálogo, para conocerse más y que unos y otros conozcan sus obras», añadió Campanella.

«A veces hay una distancia editorial difí­cil de sobrepasar», admitió. «Aquí­ vienen unos pocos libros de autores españoles y a España van menos todaví­a libros de autores latinoamericanos. El festival será una ocasión de encuentro».

El festival nació en 2009 en España y a partir de este año decidió celebrar dos ediciones, una en Madrid y otra en una ciudad latinoamericana, que cambiará cada año. «Nos parece que Montevideo es la mejor opción, es una ciudad con una tradición, una personalidad y un tamaño que pueden hacer que el festival funcione muy bien», explicó Marí­a Palacios.

El vasto programa del encuentro incluye desde una conferencia del corrosivo Rodolfo Fogwill o una maratón de poesí­a con decenas de autores hasta una acción de la autora teatral argentina Vivi Tellas o una conversación sobre cine y literatura entre el guionista y director uruguayo ílvaro Brechner y el escritor y director español Vicente Molina Foix.

Entre los autores anunciados también están el boliviano Edmundo Paz Soldán, el peruano Iván Thays, los mexicanos Yuri Herrera y Julio Trujillo, los españoles Agustí­n Fernández Mallo y Lorenzo Silva, y los argentinos Leila Guerriero, Ricardo Piglia, Washington Cucurto, Martí­n Caparrós y Elvio E. Gandolfo. Además, se espera a numerosos escritores uruguayos como Felipe Polleri, Andrea Blanqué, Luis Bravo o Carlos Liscano.

Lejos de ser una instancia limitada a los cí­rculos literarios, el festival es gratuito y abierto a todo público.

«Se busca llegar a un público muy heterogéneo, a gente que habitualmente asiste a este tipo de programas pero también a gente menos familiarizada», explicó Palacios. «Ese es uno de nuestros objetivos, quitar un poco el tono serio y, bien por los formatos o porque se llega a través de otras disciplinas, como el cine o un concierto, puedas descubrir a un escritor».

El festival alterna conferencias como «El humor como arma literaria» o «El arte como delito» con otras que buscan bucear en la influencia de internet en la literatura, como «El blog como espacio de escritura».

«Nosotros que somos editores estamos muy atentos a ese asunto (de las nuevas tecnologí­as)», indicó Alberto Anaut. «Tenemos el convencimiento de que allí­ se va a terminar, lo que no sabemos es cómo va a ser de largo el camino, ni si coexistirán las diferentes maneras de presentar un libro».

«Creo que el tema de los blogs y de las redes sociales son elementos de comunicación pero no creo que sean un peligro sino una promoción para los libros. Un blog añade a un libro, no lo sustituye para nada. Si hacemos blogs, leeremos más libros. El libro electrónico abrirá nuevos lectores pero no sabemos si sustituirá a los libros» tradicionales, añadió.

Para Anaut, es difí­cil saber qué pasará con los intermediarios: las librerí­as. «En España acaban de lanzar una red de libros electrónicos que pretende que ese libro se siga vendiendo en la librerí­a, a mí­ me parece una quimera», aseguró.

Seguramente habrá cambios en la forma de leer y adquirir los libros, «pero tampoco creo que hay que rendirse, ni que va a pasar mañana, los libros electrónicos están empezando. Lo bueno es que se lea, da igual en qué», concluyó.