Volvemos a recurrir al refranero para expresar esa forma de desprecio que algunos muestran a lo que ocurre a los demás y nada mejor que la vieja expresión de «Ande yo caliente, ríase la gente», la cual viene a cuento tras leer las declaraciones del flamante vicepresidente Rafael Espada, justificando la actitud de andar de pedigí¼eños para que la empresa Suzuki le regalara al Estado de Guatemala ocho motocicletas especiales para abrir paso a las caravanas del Presidente y Vicepresidente.
Según Espada, con ese donativo se han puesto a la altura de los mejores países del mundo en materia de seguridad para la protección suya y de Colom, lo cual considera vital para la democracia del país. Decir eso justamente después de que se le ha dicho al pueblo de Guatemala que le hagan ganas y se aguanten con la ola de violencia es en verdad ofensivo, más allá de lo inaceptable que es que el mismo Vicepresidente reconozca que él hizo la gestión con la esposa del embajador de Japón para que les regalaran las motos.
Las nuevas motos, según se dijo, son más ruidosas y llamativas que las anteriores, lo cual sin duda hará las delicias del doctor Espada a quien le fascina circular haciendo a un lado a todos los automovilistas aun en medio de los grandes atascos viales que se forman en nuestra metrópoli. Y por supuesto que valoramos mucho la seguridad de los señores Colom y Espada, pero de la misma manera valoramos la seguridad de los ciudadanos comunes y corrientes que tienen que arriesgarse todos los días simplemente por salir a la calle.
Si hubiera sido inexplicable que el Estado gaste dinero del erario para comprar motos para las caravanas de Colom y Espada en las actuales circunstancias de inseguridad del resto de la población, mucho más lo es que perdamos la dignidad andando de limosneros para pedirle a la esposa de un diplomático que haga gestiones como la que se hizo ante Suzuki. Ni siquiera fue un trámite oficial de Estado a Estado mediante la intervención del embajador, sino que se trató de una petición insólita hecha a través de la esposa del diplomático.
Y ni modo que Suzuki o cualquier empresa no iba a aprovechar la oportunidad que le ofrecían quienes se pusieron de culumbrón, sabiendo que eso les abre las puertas para realizar negocios y no será extraño que en poco tiempo se conviertan en proveedores favoritos porque amor con amor se paga. Si tras recibir la abyecta donación no le compran a Suzuki quedarán como malagradecidos y si lo hacen quedarán como corruptos, por lo que en cualquier caso, simplemente la regaron.