Estado de emergencia por incendios


El presidente ruso Dmitri Medvedev decretó hoy el estado de emergencia en siete regiones de Rusia debido a los incendios forestales que dejaron 40 muertos en el oeste del paí­s, donde la caní­cula perdura luego de un mes de temperaturas excepcionales.


«Se decretó el estado de emergencia para garantizar la seguridad antiincendios en las repúblicas de Mari El y Mordovia y en las regiones de Vladimir, Voronesh, Moscú, Nishni-Novgorod y Riazan», precisó el decreto presidencial.

Este texto permite limitar el acceso a las zonas donde la actividad humana podrí­a provocar nuevos incendios y amplí­a la posibilidad de recurrir a las fuerzas armadas para luchar contra el fuego cuando 2.000 soldados fueron desplegados en la zona desde la semana pasada.

«Recuerden que cada fósforo arrojado puede provocar un mal irreparable», dijo Medvedev en una declaración televisiva, donde evocó una «enorme tragedia» y prometió construir nuevas casas para las 2.000 personas que perdieron sus hogares «antes de la llegada del frí­o».

La caní­cula del oeste ruso no ha dado ningún signo de retroceder. La temperatura alcanzaba los 36,8°C el lunes por la tarde en Moscú, y según los servicios meteorológicos rusos podrí­a superar los 40°C hacia el final de la semana.

El primer ministro ruso, Vladimir Putin convocó el lunes en Moscú a los gobernadores de las regiones afectadas y ordenó comenzar el trabajo de reconstrucción de los pueblos asolados por las llamas.

«Quiero escuchar hoy (lunes) cómo se organiza la reconstrucción de las viviendas. Quiero planes de reconstrucción para cada región, cada localidad, cada casa», exhortó.

El balance de muertos aumentó a 40 según las cifras brindadas este lunes por el ministerio de Salud y Desarrollo Social. Unos 7.000 hogares fueron afectados.

En la región de Lipetsk (500 km al sur de Moscú), 50 de las 70 casas de un pueblo fueron destruidas por las llamas, anunció el ministro de Situaciones de Urgencia Serguei Choigou.

Sin embargo, las autoridades rusas afirmaban el lunes por la mañana que la situación mejoraba poco a poco. El domingo 128.000 hectáreas estaban en llamas pero no hubo nuevas cifras el lunes.

Por su parte, Moscú estaba cubierto por un humo espeso por el fuego de turbas en la región que rodea a la capital rusa. El cielo se despejó luego gracias al viento.

La prensa rusa criticó a las autoridades, acusándolas de haber manejado mal una crisis previsible por los fuertes calores y sequí­as presentes desde hace semanas.

El diario económico Vedomosti hace hincapié en «lo mal preparada que estaba Rusia» cuando los incendios comenzaron a propagarse ya que «desde hace semanas esta posibilidad era una evidencia».

«Para reducir el riesgo de una repetición de tales acontecimientos, hay que elaborar en el futuro programas federales y regionales para garantizar la seguridad contra los incendios», subrayó el lunes el primer ministro.