Petróleo «escondido» afectará por décadas al Golfo de México


Un artista de Lousiana expresó su sentir con la marea negra a través de una ilustración. FOTO LA HORA: AFP Alex OGLE

El mayor desastre ambiental de la historia de Estados Unidos es hoy menos visible en el Golfo de México, pero los efectos tóxicos del derrame de crudo podrí­an mantenerse por décadas en lo que era un edén de la pesca en el paí­s, dijeron hoy cientí­ficos a la AFP.


La marea negra, que comenzó a desaparecer de la superficie marina luego que la petrolera BP logró detener el derrame de crudo, se concentra en las profundidades marinas y sus efectos contaminantes están presentes en el agua y las costas, dañando la flora y fauna de la región, advirtieron los expertos.

Dos estudios, uno de la agencia oceánica y meteorológica estadounidense (NOAA) junto a varias universidades, y otro de la organización internacional privada Oceana, especializada en el estudio de océanos, se llevarán a cabo en los próximos dí­as para analizar el impacto a largo plazo del vertido de crudo.

El cientí­fico Peter Ortner, de la Escuela Rosentiel de Ciencias Marinas y Atmosféricas de la Universidad de Miami, que colabora con el relevamiento de NOAA, dijo a la AFP que a futuro uno de los efectos más nocivos del derrame será «la pérdida en el norte del Golfo de hábitats esenciales para la procreación» como son los estuarios, bahí­as y bañados.

«Esto puede implicar menor recolección de especies marinas, tanto invertebradas -por ejemplo camarones- como vertebradas -todo tipo de peces-, hasta tanto esos hábitats se recuperen completamente, en un perí­odo de tiempo que desconocemos. Pero pueden ser décadas, no pocos años».

Para explicar la desaparición de gran parte del petróleo que conformaba una gigantesca marea negra, el cientí­fico Joe Lepo, del Centro de Diagnóstico Medioambiental de la Universidad del Oeste de Florida (UWF), dijo a la AFP que se trata de «un tipo de crudo relativamente liviano que probablemente pierde el 50 por ciento de su masa con la exposición al aire, por evaporación de sus fracciones más delgadas. Y mucho petróleo ciertamente está bajo el agua».

Michael Hirshfield, jefe de cientí­ficos de Oceana y vicepresidente para América del Norte de esa organización, señaló que «está claro que gran cantidad de petróleo nunca llegó a la superficie y permaneció bajo el agua», según dijo a la AFP.

«Lo preocupante es el impacto de ese petróleo en criaturas que no son visibles desde las costas, como el plancton, los huevos de peces y larvas, los peces adultos, tiburones, mamí­feros marinos y corales», dijo.

La expedición de Oceana, que se inicia el 7 de agosto, buscará determinar en que condiciones se encuentran esas criaturas marinas, además de obtener información que sirva de base para analizar los efectos a largo plazo.

«Nadie sabe con certeza durante cuánto tiempo el petróleo será tóxico bajo agua. Eso es algo que esperamos poder documentar», agregó Hirshfield.

«Una catástrofe como ésta nunca ocurrió antes», dijo el cientí­fico de Oceana, cuya gran preocupación es el impacto de los contaminantes del petróleo «en especies como las tortugas marinas y el atún, que ya estaban en serios problemas».

Pero «la buena noticia es que exámenes realizados a peces del Golfo capturados en aguas abiertas mostraron que estaban en buen estado, lo que indica que en el futuro los peces estarí­an bien, aunque probablemente no haya tantos como antes si el petróleo mata los huevos, larvas y peces jóvenes», consideró.

El mayor problema de contaminación a largo plazo, según Lepo, estará «en los bañados o pantanos costeros por el tipo de sedimentos naturales, que contienen» pues «tienden a tener una concentración más alta de materiales oleofí­licos», que se unen a componentes del petróleo.

Además son un tipo de sedimentos que no favorecen la biodegradación del crudo, explicó el cientí­fico de la UWF.

Expertos de BP señalaron en los últimos dí­as que el impacto serí­a «bastante menor» en las costas y que los pantanos costeros, vitales en el sistema de reproducción de aves y peces, estarí­an recuperados para la primavera.

Pero Ortner rechazó tal argumentación: «Me sorprenderí­a mucho si no hubiera alquitrán en los bañados que esté afectando negativamente la flora y la fauna en los próximos años».

«En otros derrames, en los bañados hubo petróleo por años», coincidió Hirshfield. «Los expertos de BP han minimizado constantemente los impactos del desastre. Habrá petróleo que se disolverá y otra parte quedará allí­», señaló. Entre tres y 5,2 millones de barriles de crudo se vertieron al Golfo de México durante tres meses hasta que BP logró detener la fuga el 15 de julio.

El petróleo cubrió más de 1.000 km de costas y playas en los estados de Luisiana, Misisipi, Alabama y Florida, en el sureste estadounidense, y obligó a clausurar la pesca en más de un cuarto del Golfo de México, un paraí­so de esta industria, donde se obtienen langostas, cangrejos, ostras y todo tipo de peces.

Sólo en Luisiana, el estado más afectado por la contaminación, la pesca generaba recursos anuales por 2.400 millones de dólares y proveí­a más de un tercio de la producción de ostras del paí­s.