Después de cuatro años de conflicto en la región sudanesa de Darfur, la comunidad internacional no ha logrado convencer a Sudán de la necesidad de una fuerza de la ONU en esta región en guerra civil para tomar el relevo de la misión africana presente, que cuenta con pocos recursos y está mal equipada.
«La guerra ha durado demasiado», reiteró el emisario de la ONU, Jan Eliasson, quien llegó recientemente a Sudán para intentar, con su colega de la Unión Africana (UA), Salim Ahmed Salin, reactivar la búsqueda de una solución.
El costo humano de esta guerra es enorme, según la organización, que habla de 200.000 muertos y más de dos millones de desplazados.
Políticamente el conflicto desborda sobre los vecinos Chad y Centroafrica, corriendo el riesgo de desestabilizar esta región semidesértica del centro de Africa.
La ayuda a la población da lugar a una de las más importantes operaciones humanitarias en el mundo, con un presupuesto de 1.000 millones de dólares.
Este conflicto comenzó el 26 de febrero de 2003 con un ataque rebelde a una guarnición militar del norte de Darfur, según los especialistas, y desde entonces no ha cesado, con violencia casi diaria que la fuerza africana de 7.000 hombres presente en la región tiene dificultades en contener.
La ONU decidió, en una reunión el 16 de noviembre en Addis Abeba, trabajar con la UA en dos ejes. El primero consiste, según Salim, en «fortalecer el proceso político», el segundo en obtener un acuerdo de Jartum sobre una fuerza internacional.
Pese a las presiones, sobre todo de la ONU, que dice esperar una respuesta «positiva» de Sudán sobre este último punto, este país no cede, como reafirmó su presidente, Omar el Bechir, durante la reciente cumbre Francia-Africa en Cannes (sur de Francia).
La ONU quiere desplegar más de 2.300 cascos azules en Darfur, lo que abriría la vía para una fuerza conjunta ONU-UA de unos 20.000 efectivos.
Un acuedo de Abuja sobre la paz en Darfur fue firmado en mayo por el gobierno de Jartum y un grupo rebelde, el Movimiento de Liberación de Sudán (SLM).
Pero la fuerza africana se enfrenta a serias dificultados financieras, con un retraso en el pago de salarios de cuatro meses, a pesar de que son los países occidentales los que suministran todo el aparato logístico a esta fuerza y Reino Unido es el que paga los sueldos.
Por su parte, los países árabes, la mayoría de los cuales se oponen a una fuerza de la ONU, al igual que el gobierno del país africano, tampoco han cumplido sus promesas de financiación de la fuerza africana y de los 150 millones de dólares comprometidos hace un año sólo se ha pagado un 10%.