Acostumbrados a vivir en un cuasi Estado, y dotados de una cuasi democracia, cuasi siempre terminamos eligiendo a un cuasi presidente que, como el actual, no resuelven cuasi nada, y a un cuasi Congreso que regularmente complica cuasi todo.

A todo esto, ya cuasi llegamos a un nuevo evento electoral. El TSE que cuasi se queda sin dinero, anuncia que cuasi 20 organizaciones, es decir, cuasi partidos polí­ticos, estarán compitiendo aunque de momento cuasi no tienen idea de qué es lo que harán una vez en el poder.

Mientras tanto, el candidato de la UNE cuasi saborea la victoria, aunque en polí­tica cuasi nada es seguro. Y menos en la Guatemala de 2007, a cuasi 200 años de su cuasi independencia.

Tendremos otra Gran Alianza cuasi igual a la anterior con un candidato cuasi civil que ofrece mano dura cuasi para todo, pero que su caudal electoral de los últimos meses cuasi no ha aumentado.

Y nuestra Premio Nobel de la Paz, a quien cuasi le cambian el premio por el de Ficción, ya está cuasi decidida a participar. Pero ella está cuasi segura de que su verdadera batalla será en 2011, con un partido propio, cuasi todo indí­gena.

A estas alturas, pareciera que los guatemaltecos ya cuasi no nos sorprendemos por nada. Y esa es la pesadilla polí­tica. La pesadilla del cuasi.