Peregrinos de todo el mundo hacen el Camino de Santiago en el año santo


La Catedral de Santiago de Compostela, destino final de los peregrinos del camino; este lugar considerado santo tendrá una multitudinaria visita en este fin de semana. FOTO LA HORA: ARCHIVO

Cumplir una promesa, aclararse las ideas, relacionarse con gente de todo el mundo o alimentar la fe son algunos de los motivos por los que miles de personas hacen a pie el Camino de Santiago estos dí­as, coincidiendo con su festividad, el domingo, y con el año jubilar.


Una peregrina recorre el Camino a Santiago, una de las rutas de fervor más concurridas en el mundo. FOTO LA HORA: ARCHIVO

«Leí­ el libro de Paulo Coelho «El peregrino»». Así­ decidió ponerse a andar el universitario australiano Joshua Fleming, de 20 años, que se refiere a la conocida obra del escritor brasileño que contribuyó hace unos años a impulsar esta peregrinación cristiana que data del siglo IX.

Para él era un «desafí­o» –ha caminado cerca de 300 kilómetros, de los 800 con que cuenta el Camino Francés, el más popular– que le ha servido para «despejar la mente».

Las francesas Claude y Karine Champagnon, madre e hija de 66 y 44 años, de Puy-en-Velay, lo hacen este año por segunda vez.

La primera, en 2003, decidieron que repetirí­an en 2010, año jubilar o jacobeo, motivo por el que la Catedral de Santiago de Compostela, donde está enterrado el apóstol, recibirá la visita del papa, Benedicto XVI, el 6 de noviembre.

«Lo volvemos a hacer ahora porque es Año Santo y porque el domingo es Santiago», aseguran mientras se instalan, junto a otros peregrinos, en sus literas en un albergue de peregrinos de Pedrouzo, un pueblo del que parte la última etapa del Camino antes de llegar a la ciudad de Santiago, a 20 km.

El 25 de julio, en el calendario católico se celebra la festividad de Santiago, patrón de España, enterrado en la ciudad española del mismo nombre (noroeste).

Como este año cae en domingo, la iglesia católica declara el año santo, en que los fieles pueden obtener la indulgencia plenaria o jubileo.

A las Champagnon les parece «una pena que mucha gente haga el Camino sin tener razones religiosas y se levanten por las mañanas a la carrera para llegar los primeros los albergues y tener una cama», algo no siempre fácil de encontrar en el verano boreal, perí­odo en que se dispara el número de peregrinos.

Jorge, Nicolás y Nacho, madrileños de 18 años, no son de ésos: «Salimos siempre los últimos», explican, a un kilómetro de Pedrouzo.

Ellos hacen el Camino «por la fiesta y el cachondeo», que a veces es «demasiado»: tras la caminata diaria, a última hora del dí­a recorren los bares de la población a la que llegan y toman «cerveza y otras cosas», van a discotecas o siguen la fiesta fuera de los polideportivos donde duermen cuando los albergues están llenos.

«Lo preparamos sin saber que era año santo, pero esto lo hace más especial», comenta la alemana Sonja Hahn, de 42 años, mientras hace cola para conseguir plaza en el albergue.

Su pareja, Klaus Becker, de 56, no comparte los motivos religiosos de Sonia, quien confiesa emocionada que lleva algo especial en la mochila: una amiga suya murió hace dos semanas; «llevo en la mochila una foto suya y es como si viniera conmigo».

Unos kilómetros más cerca de Santiago, en el Monte Do Gozo, desde el cual se divisa la catedral donde está enterrado el apóstol, meta del Camino, el portugués César Machado hace un alto con su bicicleta junto a una ermita.

Sus motivaciones para pedalear solo desde Saint-Jean-de Pied-de-Port (sur de Francia): «Cumplir una promesa que me hice hace cuatro años, una cuestión espiritual y la búsqueda de aventura».

En sus alforjas lleva velas que le dieron «algunos amigos enfermos» para encenderlas en la catedral de Santiago, además de pequeñas plantas que va recogiendo cada dí­a y que el último dí­a quemará junto con la ropa llevada en el Camino. «Es la filosofí­a del renacer de las cenizas», explica este buceador de profesión que viaja «sin reloj ni teléfono móvil».

El de Santiago «hoy es un camino ecuménico», según el deán de la catedral, José Marí­a Dí­az, que estima que el aumento de peregrinos «es muy significativo y alentador», «pero son números muy menguados si se compara con el número de abandonos» de fieles.

Al llegar a la plaza del Obradoiro, frente a la catedral, los peregrinos se abrazan y se hacen fotos: «Â¡Felicidades, hemos llegado!», «ha merecido la pena».

EL CAMINO DE SANTIAGO Una peregrinación medieval


La peregrinación del Camino de Santiago, que tiene su origen en la Edad Media, es una de las más conocidas del mundo y en los últimos años sufrió un «boom» que culminó con los 180 mil peregrinos registrados en el último año jacobeo. Este año ya están en torno a los 100 mil.

El arzobispado de la ciudad de Santiago de Compostela (región de Galicia, noroeste) preveí­a para 2010 cifras «muy parecidas a 2004», el anterior año jacobeo, pero podrí­an superarse teniendo en cuenta que entre enero y junio contabilizó 90.776 llegadas, muy lejos de las 1.245 registrados en todo el año 1985.

Sólo en junio de este año llegaron más de 33.000 peregrinos, frente a los casi 20.000 de junio de 2009 y de ese mes de 2004.

El mes pasado, el 55% caminó por motivos religiosos, frente a un 5% que dijo hacerlo por motivos culturales y 39%, por ambos.

Esta peregrinación –la más importante del cristianismo junto con las de Jerusalén y Tierra Santa y Roma– tiene su origen en el siglo IX, según la Iglesia, cuando se descubrió en la zona la tumba de Santiago el Mayor, uno de los 12 apóstoles más cercanos a Jesucristo.

El Camino vivió una época de esplendor en los siglos XII y XIII, con fieles llegados de toda Europa, lo que puede observarse en las iglesias románicas y las catedrales góticas que flanquean los diferentes caminos.

El llamado Camino Francés, el más popular, consta de unos 800 km entre Jaca o Roncesvalles (en los Pirineos) –adonde confluyen los diversos caminos del resto de Europa y recorren Francia– y Santiago. En 1982 fue declarado por la UNESCO patrimonio de la humanidad.

Otros caminos son la Ruta de la Plata (desde el sur de España), el camino portugués, el camino del norte (por la costa norte española), el inglés, el primitivo y el aragonés, entre otros.

Actualmente son considerados peregrinos del Camino de Santiago quienes recorren al menos 100 km a pie o 200 en bicicleta o a caballo, y pueden recibir la «compostela» o documento que acredita la realización del Camino después de haber sellado una credencial en los albergues o iglesias que jalonan el trayecto.

Al llegar a Santiago de Compostela, el ritual del peregrino es acudir a la plaza del Obradoiro, donde se encuentra la catedral, de estilo románico, y a continuación abrazar la estatua del apóstol que preside el templo y visitar la cripta, donde se encuentra su tumba.

El año santo compostelano, año jacobeo o jubilar se celebra desde el siglo XII, cuando el 25 de julio, festividad de Santiago en el calendario cristiano, coincide con un domingo. Durante ese año la Iglesia concede la indulgencia plenaria o el jubileo, es decir, libra de las penas por los pecados.

Según el arzobispado, para ganar el jubileo compostelano se necesitan tres requisitos: «visitar la catedral y la tumba del apóstol; rezar por las intenciones del Papa; y, quince dí­as antes o después de la peregrinación a la catedral, confesarse y comulgar».

El domingo, 25 de julio, los Reyes de España participarán, como cada año santo, en la catedral de Santiago en la «ofrenda nacional» al apóstol, patrón de España, tradición que data del siglo XVII.

Ese dí­a también se podrá ver oscilar al conocido «botafumeiro», un incensario gigante que pende del techo en el centro de la catedral.

El último Año Jubilar Compostelano fue en 2004 y el próximo, en 2021.

En 2004 visitaron la ciudad unos 6 millones de turistas, lo que incrementó el PIB de la región un 0,4%, según cifras oficiales, y este año se espera a 10 millones de personas.