La pobreza en general es una realidad existente en América Latina y Guatemala destaca en los informes e índices de pobreza; ofende porque es la crítica que inmediatamente recibimos y percibimos del incumplimiento humano de los unos para los otros, pero más ofende y duele cuando es de los niños.
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Recientemente la Comisión Económica para América Latina, CEPAL, y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, han producido un documento denominado «El estado mundial de la infancia» que dice: «Los niños y niñas que viven en la pobreza sufren una privación de los recursos materiales, espirituales y emocionales necesarios para sobrevivir, desarrollarse y prosperar, lo que les impide disfrutar sus derechos, alcanzar su pleno potencial o participación como miembros plenos y en igualdad en la sociedad».
Como dijera Jesucristo, aquel que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Estimo que nadie ha hecho todo lo que ha estado a su alcance para disminuir este gravísimo problema, seguramente hay quienes como buenos fariseos criticarán a los gobiernos y argumentarán que no pagan los impuestos que debieran pagar conforme a su riqueza porque los gravámenes se los roban los funcionarios de Gobierno. Aunque en parte eso no se puede negar, tampoco se puede aceptar que con ese argumento no quieran dotar al Estado y si no al Estado a la sociedad a través de las iglesias, para que ningún niño viva en la miseria.
La inversión social en el combate a la pobreza de los niños varía de país a país, México estableció la Ley General de Desarrollo Social, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social y permanentemente efectúan una medición multidimensional de la pobreza con base a tres referencias: bienestar económico, derecho social y contexto territorial. Guatemala debería emular a México por cuanto su población es similar y su territorio también tiene características parecidas.
Como en nuestro país la supercúpula económica es fuerte y si alguien lo duda basta ver cómo maneja o manipula a través de sus profesionales contratados que los representan en comités, asociaciones y cámaras, el reto que todos los partidos políticos sin excepción es que públicamente propongan cómo reducir la pobreza infantil en plazos concretos y también cómo reducir la pobreza y la miseria en general, pidiéndoles que en su planteamiento existan compromisos en dinero y en especie para que así no sean sólo palabras y bajo la supervisión de la sociedad civil y de los partidos políticos y Gobierno se sepa que a cambio de no aumentar la carga tributaria hay un compromiso concreto, medible de lo que están dispuestos a invertir para que no hayan niños con hambre, niños sin educación, sin presente y sin futuro.
Anticipándonos a que puedan decir que no les gustan las alternativas mexicanas, existen otros países con programas concretos, ejemplo de ello es Chile que a través del programa «Chile crece contigo» estableció el sistema de apoyo integral a la primera infancia, con la misión de proteger y apoyar de forma integral a todos los niños y familias con acciones y servicios de carácter universal, con un apoyo particular para aquellos que presentan mayor vulnerabilidad.
Vuelvo a repetir, si no les gusta el planteamiento, propongan algo concreto que afronte y trate de resolver la pobreza infantil.