En vista de los últimos acontecimientos de violencia ocurridos en el país, se ha planteado la posibilidad de decretar el Estado de Excepción en algunos puntos rojos, sin embargo, para analistas, esta opción traería un «desgaste político» al Gobierno en vista de que su intención es atraer votos para las próximas elecciones.
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A decir de Mario Mérida el «problema» al que se enfrenta el Gobierno es «lidiar con el próximo proceso electoral», por lo que el Estado de Excepción le produciría un desgaste considerando que la medida se tomaría como «antipopular».
«El problema es que ahorita (el Gobierno) está pensando en los costos que conllevan determinadas acciones de cara al próximo proceso electoral, si lo hacen, éste sería (reconocido) como el Gobierno que va a poner un Estado de Excepción y eso puede ocasionarle algún desgaste político», señala Mérida.
Por ello, el analista considera que se trata de una decisión eminentemente política, pero realiza la evaluación de que «más desgastante político le puede ocasionar al Gobierno si se permite que mueran guatemaltecos».
PRO Y CONTRA
Para Mérida esta medida sería un disuasivo y entre los derechos que a decir del experto deben dejarse sin efecto, se encuentran el de libre locomoción, portación de armas y la prohibición de realizar allanamientos sin orden de un juez y en horarios no establecidos.
Por otro lado, Mario Polanco, del Grupo de Apoyo Mutuo, (GAM), se muestra preocupado por que esta medida representaría una violación a los Derechos Humanos en vista de la «debilidad institucional» en que se vive, pues no se tiene garantía de que se respetará el marco de función del Estado de Excepción.
Polanco continúa creyendo en frenar la violencia al buscar efectividad en la policía y agilidad en las investigaciones y el proceso de justicia.
La posibilidad de que el Ejército salga a las calles es otro tema abordado por los expertos, pues mientras Mérida señala que esto no causaría ningún impacto, ya que los elementos castrenses ya realizan funciones de policía, para Polanco significaría algún tipo de ayuda en la medida en que sólo «acompañen» a la fuerza policial.
Por su parte, Gabriel Orellana, abogado constitucionalista, indica que el decretar el Estado de Excepción es un derecho y una obligación que impone la Constitución al Gobierno, y que la iniciativa de imponerlo o no debe ser tomada por el Ejecutivo o el Legislativo.
Además, señala que siempre existirán riesgos de abusos, pero que esto puede compararse con la toma de un purgante, «no es lo más agradable pero es necesario para curarse», señala.