Washington permite a BP mantener pozo sellado


Imagen del área donde ocurrió el derrame, en la plataforma petrolera de BP en el Golfo de México. Pese a que se han evidenciado anomalí­as, se autorizó para que se mantenga la reparación temporal por 24 horas más. FOTO LA HORA: AFP BP

El gobierno de Estados Unidos autorizó hoy a BP a que mantenga cerrado el pozo de petróleo averiado en el Golfo de México durante 24 horas más para realizar pruebas, pese a que expertos detectaron posibles filtraciones en el fondo del mar circundante.


David Cameron, primer ministro británico, realizará una visita oficial mañana a Estados Unidos. FOTO LA HORA: AFP

El almirante Thad Allen, encargado de la administración de Barack Obama para poner punto final al peor desastre medioambiental en la historia de Estados Unidos, adoptó la decisión luego de conversaciones con cientí­ficos del gobierno federal y autoridades de BP sobre una filtración junto al pozo y rastros de metano.

«Autorizo a BP a continuar estas pruebas integrales por 24 horas más y reitero nuestra firme posición de que este examen sólo puede seguir adelante si continúan realizando un riguroso monitoreo para detectar cualquier signo de que las pruebas estén empeorando la situación en su conjunto», indicó Allen en un comunicado.

El anuncio de la semana pasada de que BP detuvo el flujo de crudo con un nuevo embudo, incrementó la esperanza de que finalmente la pesadilla que viven las comunidades costeras desde hace tres meses llegue a su fin.

Pero las señales de alerta se prendieron el domingo luego de la aparición de burbujas en el sitio, a pesar de que BP dijo que no creí­a que fuesen provocados por hidrocarburos, una combinación de hidrógeno y carbono que se genera naturalmente en el petróleo crudo.

Mientras que Allen descartó la remoción inmediata del nuevo tapón, que logró parar el flujo por primera vez desde abril, ordenó a BP tener pronto un plan de emergencia ante su posible reapertura.

En una carta al director de BP el domingo, dijo que la compañí­a británica debí­a informar al gobierno antes de cuatro horas de la existencia de filtraciones cuando sean detectadas e incrementó la preocupación sobre los «í­ndices de presión».

«Mientras estamos satisfechos porque no hay crudo emanando al Golfo de México, queremos tomar todas las decisiones apropiadas en ese sentido por ello es importante que todas las decisiones se basen en la ciencia», sostuvo Allen.

«En última instancia, debemos asegurar que no existan daños irreversibles que provoquen un derrame incontrolado de numerosos puntos en el fondo del mar».

El jefe de operaciones de BP, Doug Suttles, indicó que la presión del pozo comenzaba a subir lentamente según lo esperado y destacó «signos alentadores» que permitirí­an que la nueva capa permanezca hasta que los pozos alternativos sean perforados.

«En dos locaciones diferentes hemos apreciado algunas burbujas. No es algo frecuente. Es evidente que examinemos todo muy de cerca, por lo que estamos monitoreando eso especialmente», dijo Suttles.

Los residentes en el Golfo, que han visto como el crudo tamizó el paisaje de la costa, afectando la economí­a local desde la explosión de la plataforma en abril, reaccionaron con cautela ante la noticia de que una nueva capa estaba controlando el derrame de crudo.

Las mediciones de la presión luego de colocado el embudo han crecido sostenidamente desde el comienzo de las pruebas el jueves en la boca del pozo, que llega hasta cuatro kilómetros de profundidad bajo el suelo marino.

El desempeño del embudo y su mecanismo de sellado es observado por medio de datos sí­smicos, del sonar y de imágenes tomadas por robots en las oscuras profundidades del golfo de México. Con esos datos los expertos intentan identificar posibles escapes de gas o de crudo en las formaciones rocosas del suelo del golfo, a 1.500 metros bajo el nivel del mar.

Allen no especificó qué tipo de «filtraciones» o «anomalí­as» encontraron estas pruebas pero advirtió: «En última instancia, debemos asegurarnos de que no hay daños irreversibles que puedan causar un vertido sin control en numerosos puntos en el fondo del mar.»

BP agregó este lunes que los 3.950 millones de euros que lleva desembolsados debido al derrame incluyen el pago de 67.500 indemnizaciones que suman 207 millones de dólares.

El monto total incluye los gastos de contención y limpieza del petróleo, la perforación de pozos de derivación, garantí­as brindadas a los estados con costa en el golfo y dinero pagado al gobierno federal de Estados Unidos, indicó BP en el comunicado.

VISITA Catástrofe dominará agenda


El primer ministro británico David Cameron se reunirá mañana con el presidente estadounidense Barack Obama, en su primera visita oficial a Washington, con una agenda dominada por los problemas del grupo petrolero británico BP, causados por la marea negra que contamina las costas de Luisiana, y la situación en Afganistán.

El viaje de Cameron, que asumió su cargo en mayo, coincide con la realización en Kabul de una conferencia más de 60 paí­ses donantes para contribuir al desarrollo de Afganistán.

Las tropas de Estados Unidos y el Reino Unido, los principales paí­ses contribuidores de la fuerza internacional en Afganistán, han sufrido en los últimos meses bajas cada vez más numerosas.

El mes de junio fue el más cruento para la coalición internacional desde el comienzo de las operaciones en 2001.

Cameron y Obama, que heredaron ambos esa situación de sus predecesores, buscan una «estrategia de salida» con el objetivo de pasar el relevo a mediano plazo al ejército afgano.

Cameron indicó recientemente que deseaba el retorno a sus hogares de todos los soldados británicos antes de las próximas elecciones legislativas de 2015, mientras que de su lado Obama, que decidió enviar en diciembre 30.000 hombres de refuerzo, anunció que las tropas estadounidenses comenzarí­an a salir de Afganistán en julio de 2011.

El escape de petróleo que contamina el golfo de México desde la explosión de la plataforma Deepwater Horizon, gestionada por el grupo británico BP, frente a las costas de Luisiana, el 20 de abril, figura igualmente en el orden del dí­a.

La marea negra causó tensiones pasajeras en las relaciones entre Washington y Londres, cuando Barack Obama prometió «dar una patada en el trasero» a los dirigentes de la empresa británica.

Obama llamó a Cameron en junio para asegurarle que esas crí­ticas no tení­an «nada que ver con la nacionalidad» de la empresa.

«Naturalmente que vamos a hablar de BP. Es una compañí­a importante, no sólo para Gran Bretaña sino para Estados Unidos, donde emplea a miles de personas», declaró David Cameron.

Los dos mandatarios no eludirán, sin duda, referirse a la polémica creada por la obtención por parte de BP de un contrato en Libia, que causó suspicacia acerca del eventual papel que habrí­a desempeñado en la liberación del libio Abdelbaset al Megrahi.

Este último fue condenado en 2001 por un atentado perpetrado en 1988 contra un Boeing 747 sobre la ciudad escocesa de Loockerbie que causó 270 muertos. Enfermo de cáncer, fue liberado en 2009 por razones humanitarias por la justicia escocesa, lo que provocó la ira de Washington.

Senadores estadounidenses pidieron una investigación sobre la acusación según la cual BP habrí­a presionado para obtener la liberación del libio a cambio de un contrato con Trí­poli de exploración petrolera por valor de 900 millones de dólares.

La liberación del libio «fue un error completo, total», afirmó Cameron a la BBC, confirmando el juicio que ya habí­a proferido en su calidad de jefe de la oposición.

«No sé lo que hizo BP. No estoy a cargo de BP», añadió.

No obstante, en una carta enviada el domingo a la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton, el ministro británico de Relaciones Exteriores, William Hague, afirmó que la liberación de Megrahi no tení­a nada que ver con BP.