Muerte de Rodrigo Rosenberg Marsano


Hoy despertamos los habitantes de este pequeño territorio bananero, bañado en sangre.  ¡Vaya!  ¿Cuántos hombres más tendrán que morir en aras de la verdad?  Me duele, me hiere la muerte de este ciudadano, porque fue un hombre honrado que vivió de su trabajo, de su profesión.

Rosana Montoya, A-1 397907, rosana.montoya@yahoo.com

Me aflige saber que son asesinados hombres honorables por escorias;  que no merecen la oportunidad que la vida les dio en ocupar altos cargos y presidir los destinos de su paí­s, por tiempo definido. Donde además, serán juzgados por sus actos, en un futuro cercano.  Amén de poder honrar con su trabajo el nombre que de sus progenitores heredaron.

 

Tuvo que morir un connotado profesional, una personalidad en el ámbito legal, exitoso empresario, sobre calificado catedrático de leyes,  en  fin, destacado ciudadano,  que entregó su vida en defensa de los derechos de información sobre las actividades ilí­citas que entre manos sostienen el Presidente, esposa y  dirigentes cercanos a su élite presidencial.

 

Personas nombradas en lí­nea directa por el gobernante actual, como son: Banca, magistrados de la Corte, Fiscal General, ministerios, secretarios, colaboradores de las últimas campañas polí­ticas. En fin, «amigos»:

Con los que el mandatario se encuentra en deuda, y no moral, sino monetaria. 

Hay que pagar con intereses crecidos los favores recibidos.

¿Entonces?   ¡Es mejor volverlos socios del negocio, Estado!  

Los mandatarios,  que solicitan sus favores no pueden desentenderse de estos compromisos.

Son compromisos firmados con sangre.  Esto no quiere decir que esté  disculpando al primer  mandatario.

 

Que no se avergí¼ence Colom de haber sido pobre toda su vida.  En esa misma vereda estamos la mayorí­a de los habitantes del mundo.  Además, eso les ha pasado a muchí­simos «presidentes», que llegan a la primera magistratura con las bolsas casi vací­as. Pero con intención de mejorar el futuro de su Nación.  ¡No! Con la única mira de mejorar su situación económica de por vida.  El problema radica en el enriquecimiento ilí­cito de dichos funcionarios.

 Porque; cuando son electos por el pueblo: dentro de sus funciones en ninguna parte determina que poseen: -«Luz verde para robar, hasta más hartarse del erario nacional».-

En paí­ses civilizados los mandatarios entran pobres y salen pobres.

Porque llegan a desempeñar un cargo público.

¡No son contratados para vaciar las arcas nacionales con salvoconducto!

Como  hacen en esta tierra de ladrones públicos.

 

Hagan de caso y cuenta que está lloviendo…

El Mundo sólo cede al miedo.