Ayer el ingeniero ílvaro Colom, el que nos aseguró que la violencia se combatía con inteligencia, dijo que haría suyas las palabras de la comisionada para la reforma policial, Hellen Mack, cuando dijo que «el candidato que anuncia que su fuerza va a ser la seguridad, está mintiendo». Agregó el Presidente que hará falta el esfuerzo de los próximos tres gobiernos para ofrecer realmente seguridad a los guatemaltecos dado el descalabro que hay en las fuerzas del orden.
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La afirmación me parece falaz, porque para un futuro gobierno sí puede ser prioridad el tema de la seguridad y puede convertir eso en su fuerza política si no sólo asignan recursos suficientes sino que se comprometen a evitar cualquier vínculo con el crimen organizado. Por supuesto que alguien sin condiciones de voz puede decir que será un mentiroso quien diga que puede cantar como Plácido Domingo, pero eso no quiere decir que no exista quién las tenga y pueda intentar hacerlo con resultados aceptables. Lo mismo pasa con la seguridad porque para este gobierno ha sido imposible avanzar porque su prioridad está en otra cosa, como es la próxima elección presidencial que esperan ganar con la inversión en los programas sociales, lo que no deja recursos para avanzar a marchas forzadas en el fortalecimiento del tema de seguridad. Si alguien ofrece que en los primeros meses de su gobierno la inteligencia permitirá reducir drásticamente la violencia, estará obviamente hablando purititas babosadas, pero creo que el tema tiene que ser parte del debate de campaña porque nos está desbordando la inseguridad y es obligado que todos los candidatos aborden el tema con seriedad y expongan su visión. Si alguien asume como prioridad de su gobierno la reforma de todo el sistema de seguridad ciudadana y se compromete a iniciar el largo proceso, puede ser que convierta ese tema en su fuerza política, en una plataforma que, sin duda, puede ser atractiva para muchos electores. El ingeniero Colom se dio cuenta en el ejercicio de la Presidencia que no le ha sido fácil enfrentar el tema de la violencia y la inseguridad, pero en parte ello tiene que ver con la inestabilidad en sus cuadros (incluyendo el posible asesinato del primer ministro de Gobernación) y sobre todo con el hecho de que la prioridad de su gobierno no está en ese tema, sino que en catapultar a su esposa para una candidatura presidencial que ellos están convencidos que depende de los programas que se ejecutan con precisión en municipios que, sumados, ofrecen suficientes votos como para ganar una elección. Si el tema de seguridad hubiera sido prioridad desde el principio, la señora Mack posiblemente hubiera sido nombrada inmediatamente con garantías de que dispondría de recursos, sin tener que pasar varios meses como «precomisionada» mientras se confirmaba si había o no voluntad política de realizar la reforma de la PNC. Uno no puede juzgar un problema complejo como el de la seguridad únicamente desde una perspectiva medio obtusa que se distorsiona fundamentalmente porque no es el tema principal de la agenda de gobierno. No quiero decir que la propuesta de mano dura sea la adecuada para encarar la situación porque estoy convencido que si algo ha abundado en Guatemala es esa dureza para intentar «limpias» de trágico resultado. Pero estoy convencido de que un gobierno que sepa proponer un pacto social para involucrar a todos los sectores en la lucha contra la criminalidad y que se demuestre libre de ataduras con los oscuros sectores que manosean elección de magistrados y fiscales, podrá sentar las bases de una política de seguridad coherente y que permita ver frutos en mediano y largo plazo.