El deterioro de los ecosistemas, verdadero costo


La marea negra que se derrama desde hace tres meses en el Golfo de México costará mucho más que el precio de la limpieza y los montos de las compensaciones a los damnificados, una vez que se agregue a la factura el deterioro de los ecosistemas, señala un experto al que la ONU encargó evaluar las repercusiones para la biodiversidad.


En declaraciones hechas desde Londres, donde presentó el martes una parte de su estudio, el economista indio Pavan Sukhdev consideró que el desastre del grupo petrolero británico British Petroleum (BP) demuestra la necesidad de cambiar radicalmente la forma de medir y evaluar el «capital natural» del cual depende el bienestar humano.

«La invisibilidad económica de los servicios cumplidos por la naturaleza –aire puro, agua clara, océanos, suelos fértiles, estabilidad del clima, etc.– debe ser corregida urgentemente», estimó Sukhdev, contactado por teléfono desde Parí­s.

«La sociedad debe asignar un valor igual a las riquezas naturales y a las riquezas materiales y monetizables, pero ¿quién comprende hoy el concepto de «capital natural» comparado al capital financiero?», argumentó.

Una parte del problema reside en el hecho de no saber cómo cuantificar bienes que siempre se han considerado inagotables. «No se puede administrar lo que no se sabe medir, y no se puede cuantificar el valor de los servicios aportados por la naturaleza ni el costo de su pérdida», explicó Pavan Sukhdev, autor principal del informe sobre «La economí­a de los sistemas ecológicos y de la biodiversidad» (TEEB).

Numerosos empresarios comprenden que no pueden seguir sirviéndose de la naturaleza «gratuitamente», agregó.

No obstante, el desarrollo industrial y el crecimiento demográfico plantean enormes dificultades medioambientales.

Cada año, las 3.000 principales empresas del mundo provocan el equivalente a 2,2 billones de dólares de daños medioambientales, recalcó Sukhdev, citando una investigación del organismo británico TruCost que será publicada en octubre.

La marea negra provocada por BP, que vierte unos 60.000 barriles diarios en el Golfo de México, es un claro ejemplo de este problema. Si el gobierno norteamericano hubiera exigido una «evaluación económica holí­stica» antes de autorizar los pozos en la zona, el precio a pagar por parte de BP en caso de accidente habrí­a llevado a la empresa a adoptar medidas de seguridad más rigurosas.

BP señaló 20.000 millones de dólares de pérdidas y de indemnizaciones a pagar. «Pero nada se dice de las actividades económicas perdidas, como el turismo ecológico, o de las reservas de peces para la pesca en el futuro», insistió.

El petróleo vertido podrí­a dañar cientos de kilómetros cuadrados de manglares, en los que se reproducen numerosas especies marinas y que sirven de protección contra los huracanes.

La destrucción de los ecosistemas sólo será tomada en cuenta y combatida cuando su costo sea integrado en las decisiones económicas y polí­ticas, advirtió el experto.